lunes, 14 de diciembre de 2015

CAPITULO 22


   Hay momentos incómodos y este. Sentía como mi estómago se apretaba ¿Qué habrá escuchado de mi conversación con Valentín? Se suponía que no iba a venir y ahora aparece vestido de Dark Vader. ¡Insisto! Esto igual se colocaba más tragicómico. León no despegaba la vista de mí.  En una mano sujetaba su casco negro y, su otro puño lo apretaba con toda su fuerza.

- ¡León! ¿Qué haces aquí?- Si me vio darle un beso, no sacaba nada con negarlo. Él desvío su mirada hacía Valentín- Me dijiste que no ibas a venir.
- ¿No puedo cambiar de opinión?- estaba enojado. ¡Es lo único que me faltaba!
- Valentín deberías entrar a la casa. Necesito hablar con León- Ambos voltearon su vista hacía mí.
- No, si tienes algo que hablar, quiero estar presente- Me tomo la mano. Lindo gesto protector. León nos fulmino con su mirada. Le solté rápidamente la mano a Valentín.
- ¡Por favor! ¿Puedes entrar?- Insistí. Su expresión era seria, pero aun así accedió.
- Estaré cerca- Camino pasando por el lado de León. Se rozaron levemente. Todo sucedía como si estuviera reproduciéndose en cámara lenta. Sus miradas no se juntaron en ese trayecto. Valentín entró en la casa y cerró la puerta. León caminó hacía mi botando se casco.- Debo ser sincero contigo- dije.
- ¿Cuándo me lo pensabas decir?- se paró frente a mí.
- León. Siento cosas muy fuertes por Valentín. Desde mucho antes de conocerte. Y tú mismo me dijiste que no podías obligarme a sentir lo mimo que sentías por mí.
- ¡Y si tenías esos sentimientos por Valentín porque mierda te acostaste conmigo!- subía de a poco el volumen de su voz. Tenía la cara roja de ira. Me sentía fatal.
- No lo sé. Las cosas dieron solas. Tus actitudes me confundieron en un momento.
- ¡Yo te dije la verdad desde un principio! Desde aquel momento en el centro de ski.- tomo aire- Pudiste no hacerme ilusiones. ¿Sabías?
-  Lo se.- Era obvio, si yo tuviera la capacidad de decir que no. Esto no estaría pasando.
- ¡Yo te quiero por la cresta!
- León, Yo también te quiero, pero no del mismo modo que tú.
- ¡No sigas por favor!- Grito fuerte. Mis piernas temblaban al igual que mis manos. Menos mal que seguía sentado. Sin embargo el enojo se iba apoderando de mí. Nadie me había gritado de esa manera. ¡Ni mi madre!
- Puedo aceptar que estés enojado conmigo, pero no vengas a gritarme aquí. Esta no es tu casa y menos la mía. Así que compórtate un poco.
- No me impor…- Se quedó callado, su enojo cada vez se hacía más expresivo en su rostro. Continuó- ¿Te acostaste conmigo por despecho al ver a Valentín ese día con esa mina?- Logró dejarme callado. Ese día lo hice porque sentí que ya no tenía ni una esperanza de poder construir algo más con Valentín. Por otro lado León fue muy tierno, una cosa llevo a otra. Cerró los ojos y se cruzó de brazos,-  No hace falta que me sigas explicando nada. Ya me he dado cuenta que él único que hace el papel de estúpido soy yo. – Cuando abrió los ojos, reflejaban la ir, pero ahora había otro sentimiento. Dolor.
- ¡Lo siento!- Me asombre de mí mismo gritando en el patío.
- Ándate con tus “lo siento” a otro lado. Si hubieses sido un poco más sincero, las cosas serían diferentes. Te entendería.- La puerta de la casa se abrió. Valentín salía en compañía de Leandro. Ahora faltaba que llegara la doctora Polo y empezaran un juicio en mi contra. Me sentía fatal. Me daba vergüenza mirarlos a todos por los gritos que deben haber escuchado.
- Compadre no te vi llegar- dijo Leandro acercándose a León. Este se corrió. Su dolor lo estaba extendiendo a todos los presentes- ¿Qué te pasa?
- Pregúntale a Daslav, él puede responder todas tus preguntas o quedarse callado y decir lo siento- Leandro me miro con cara de ¿Qué le pasa a este?
- Baja el tonito por favor- Valentín hablo. León lo ignoro.
- ¡Cuéntales Daslav! ¡Cuéntale a Valentín lo que hiciste!- ¿Realmente esto está pasando? Se suponía que estábamos disfrutando todos, pero ahora se volvía todo en mi contra. La irá tenía cegado a León. A él ya no le importaba que los demás se enteraran de su homosexualidad. Se acercó a mí con sus ojos rojos a punto de llorar, de rabia. Estaba completamente fuera de control, su reacción me asustaba.
- ¡León cálmate!- dije. Sus palabras, su mirada, su comportamiento me hacía daño, pero en el fondo me lo merecía. Tarde o temprano iba a suceder. Valentín que era un simple espectador pasó a actuar.
- ¡Déjalo tranquilo!- Lo empujo para alejarlo de mí.
- ¡No me toques!- Le grito él. Cathy y Mauricio al escuchar los gritos salieron de la casa. En lapsos me sentía como en una teleserie mexicana. Solo faltaba que me empujaran, me golpeara la cabeza y quedara ciego.
- ¡Vete de mi casa!- Le grito Valentín. Leandro se acercó a León.
- Compadre vámonos. No estás bien. Mañana ya pensaras mejor las cosas.

            Segundos después, León se dio vuelta y un puñetazo dio directamente en el ojo de Valentín que cayó al suelo. Me acerqué a él para asegurarme en las condiciones que estaba. Se cubría el ojo con su mano. León al verme a quien socorría me fulmino con la mirada. Tenía ganas de llorar, pero no lo hice. Todo esto sucedía por mi culpa y ese golpe debía recibirlo yo, no Valentín. León se fue sin decir nada más. Leandro me miro triste por todo lo que sucedía y con un gesto de su mano me dio a entender que se iba tras León.

- ¿Te duele?- Le pregunté a Valentín mientras lo ayudaba levantarse.
- Veo que no es solo el cuerpo que tiene. Realmente es fortachón. Aún en estos momentos no perdía el sentido del humor.
- Valentín, lo siento. Todo esto es mi culpa. ¡Me da vergüenza mirarte!- Dije y era verdad. Me sentía avergonzado. Me hubiese gustado no haber ido a la fiesta y de esta manera evitar todo mal rato que pasaron todos.
- No será la primera vez que alguien me golpea por celos. Tranquilo Daslav, ya paso.- sus palabras no me tranquilizaban. Solo quería irme. Cathy y Mauricio se acercaron a nosotros para saber la razón de todo lo acontecido.
- Valentín esta fiesta cada vez se pone más interesante- Dijo Catherinne en tono de humor. Entre ellos se rieron. Yo no tenía ganas ni de sonreír.
- Vayan a seguir divirtiéndose. En unos minutos los acompaños- Tras decir esto, se retiraron para seguir en la fiesta. Nosotros nos quedamos un rato en silencio.
- ¿Por qué se puso así? ¿Por qué decía que tenías que contarnos algo?
- Valentín, te lo explicare todo, pero ahora no.
- ¡No!- su tono fue dominante. Me incómodo y él lo noto. Tomo mi mano y añadió- Quiero que me expliques todo ahora. Necesito entender. Debía hacerlo- Antes iré al baño y por un trago. ¿Quieres algo?
- No gracias- Se levantó y me dio un beso en la frente.

            El silencio del exterior no ayudaba. En mi mente, todo lo ocurrido daba vueltas. León había dejado expuesto todos mis sentimientos. No sabía cómo iba a afrontar a Valentín. Me levante y encendí un cigarro.  Empecé a caminar para poder relajar mis piernas. La noche se había puesto un poco más fría, pero no me importaba. Sentí que la puerta se abrió. Mi corazón se aceleró, pero era Fernando.

- Valentín nunca ha sabido defenderse- Me dijo mientras sacaba un cigarro.
- Yo tampoco sé cómo hacerlo.
- ¿Ósea que colocas la otra mejilla?- se río. Aunque lo conozco de esta noche. Fernando ha demostrado ser un tipo sencillo, amable y con buen humor.
- Un poco- Respondí. Su comentario me hizo sentir algo mejor.
- ¿Tienes cara de querer irte de acá?
- Ni te imaginas cuánto.
- Si quieres te llevo a casa- Su propuesta me dejo perplejo. ¿Y si la aceptaba?
- ¿Crees que es lo mejor?- Pregunté. Sus ojos delineados como el capitán Jack Sparrow me miraban intensamente.
- Pienso que debes hacerlo por ti. No pienses en nadie más. Has pasado bastantes emociones por hoy.

 Le di unas vueltas más al asunto. Acepte.

            No tenía ganas de enfrentar a Valentín y menos de seguir festejando. Y como un gran cobarde salí arrancando sin decir adiós a los invitados y menos al anfitrión del evento.

            Antes de subirme a la moto, le envíe un mensaje a Valentín:

Daslav:
Sé que soy un cobarde, pero en estos momentos no me siento psicológicamente bien para hablar. Lo siento.
           
Apagué el teléfono.

-¿Nos vamos?- Me dijo Fernando.
- Sí. Vamos.

            El camino a casa fue corto, pues yo vivía muy cerca de la casa de Valentín. Me bajé cuidadosamente de la moto. Intentando no caerme.

- Muchas gracias- dije.
- De nada. A veces las huidas rápidas son la mejor ayuda en momentos “extraños”-Hizo el gesto de las comillas con sus dedos- Es cobarde, pero te da algo de tiempo para pensar. Antes de irme…. ¿Quieres hablar?- Necesitaba desahogarme con alguien, pero no quería hacerlo aun.
- Me gustaría, pero en otro momento. Ahora solo quiero estar solo.
- Daslav. En los líos del corazón yo no me meto. He pasado o más bien estoy pasando algo. Sé que te gusta mi hermano -¿Tan obvio soy? Si, lo eres me respondió una vocecita en mi cabeza- Te he visto como lo miras y cuando apareció vestido de Príncipe. Se te salieron los ojos.
- Ahora estoy un poco incómodo. Estamos hablando de tu hermano.
- Daslav, tranquilo. No soy homofóbico. Siempre he pensado que mi hermano es gay. Él no lo ha aceptado y bueno pienso que si tu llegaste a su vida es por algo.- Eran lindas palabras viniendo de su hermano.
- ¿Ustedes se llevan bien?
- Valentín siempre fue el hijo favorito. En toda Familia hay uno, aunque los padres no nieguen y por lo mismo decidí irme a Barcelona penas tuve la oportunidad. A veces la envidia hace sacar lo peor de nuestras personalidades. - ¿Valentín, él favorito?
- Yo no tengo hermanos. En un principio mi familia eran mis padres y yo. Ahora solo quedamos dos. Nunca he tenido que competir con alguien más.
- Es lo peor. Tener que demostrar a los demás que eres mejor en algo. Para poder tener la aprobación.  Es una situación penca.
- Me imagino como debe ser.
- Bueno Daslav. Si no te lo he dicho, ha sido un placer conocerte esta noche. Espero puedas tranquilizarte y que tu amigo el boxeador se tranquilice.- ¡Boxeador! Me dio risa el término.
- Espero lo mismo.- mi cara reflejo una sonrisa y Fernando me la devolvió. Lo hacía de la misma forma que Valentín.
- Descansa y nos vemos luego.

            Se fue en la moto y ahí me quede solo en la oscuridad de mi casa. La soledad se volvió mi amiga y confidente. En estos momentos lo más obvio que podía pasar era que me pusiera a llorar. Que derramara muchas lágrimas por todo lo pasado. Pero yo no podía hacer eso. Desde que mi padre murió, prometí que no iba a volver a llorar. Debía ser fuerte por mi madre. Y así ha sido. Busque en el computador algo de música triste para poder hundirme más en el dolor del momento. Camila Moreno era perfecta para el momento.

Te quise entero te quise
Con toda tu frialdad
Sabía estaba pensando
En que me podría afectar
Te quise entero, en serio
Tan serio tan grave además
El día entero te quise
Con todo y su final.

La música es la única que relaja mi mente, relaja mi cuerpo.  Fui a buscar algo de beber. Encontré una botella de whisky que mi madre guardaba. Mi padre solía tomar un vaso todos los días antes de dormir. Decía que de este modo podía conciliar bien el sueño.

Un vaso no fue suficiente, dos tampoco. La botella entera se hizo poco pero ya no tenía nada más que beber. Me puse los audífonos para no despertar a mi madre. Eran ya las cuatro de la mañana cuando mis ojos se cerraron de cansancio.


Desperté y mi cabeza sentía que estaba a punto de explotar. Fui por una ducha para intentar quitar la resaca de todo mi cuerpo. El correr del agua por mi cuerpo ayudaba bastante, me relajaba. Me vestí con unos jeans negros, con una camisa a cuadros y mis Convers negras. Baje a la cocina para preparar algo para desayunar a la una de la tarde. Mi madre estaba viendo la televisión.

- Hola mamá ¿Como esta?- Muchos jóvenes tratan sus padres de tú, pero yo no puedo. Siempre los he llamado por usted, aunque siempre hago eso con la gente que es mayor que mí. Me prepare un café. Mmmm Café al puro estilo Homero Simpson.
- ¿Bien y tú?- Estaba mirando el Discovery H&H. Le gustaba mucho ver el programa Cake Boss. A mi también me gustaba. Las tortas eran hermosas, aunque su interior era simple, la decoración era lo máximo.
- Bien, me duele un poco la cabeza- Ya se estaba pasando un poco el dolor. Siempre he sido muy reservado con mi vida ante mi madre. Es poco lo que le cuento. No le iba a contar todo lo de Valentín y León, tal vez más adelante.
- La tía Any nos invitó a almorzar- La tía, era la mejor amiga de mi madre. Siempre nos había apoyado en todo. Era la única persona no familiar que se merecía de parte mía el título de tía.- ¿Vamos?
- Estoy cansado, pero vaya usted. No se preocupe por mí. Yo me preparo algo aquí.- Ya lo estaba haciendo, no creo que iba a comer algo más. Me hice un sándwich de queso y tomate.- Lo más probable que venga Leandro a buscar sus cosas más tarde.
- ¿Y no era que se iba a quedar aquí?- pregunto ella. ¡Verdad que le había dicho eso!
- Si, pero me vine antes. Me trajeron en moto.
- ¡En moto!- ¡Alarma de madre preocupada!- No me gusta que andes en moto.  Ya tú sabes porque te lo digo.
- Si mamá. Lo sé, pero estoy bien. Tranquila.

            Me senté con ella a terminar de ver el programa. Justo les toco hacer un pastel en forma de planta carnívora. ¡Era tan real! Ojala mis dotes culinarios fueran de ese modo. A lo más que puedo llegar es a hacer un queque, mi madre siempre me pide que lo haga ya que a ella no le suben,  y rosquillas. Mi madre se fue y me quedé solo. Subí a mi habitación para poder ordenar un poco. El día estaba radiante, perfecto para un paseo. Me hubiese gustado que estuviera nublado. Mi estado de ánimo no se reflejaba con el día.

            Encendí el teléfono. No quería hacerme el importante y menos preocupar a los demás. Pero necesitaba tiempo a solas sin tener que dar explicaciones. Los únicos mensajes que llegaron fueron de Leandro.

Leandro:
Lleve a León a su casa. Está mal ¿Qué mierda paso? No me lo quiso explicar. Lo único que dijo fue que no quería verte más.

            Era primera persona, de la cual yo sabía que me odiaba. Hay que decir las cosas por su nombre ¡León me odia!

Leandro:
¿Estás? ¿Daslav? Me tienes preocupado.
           
            ¡Fui un tonto! Porque no le envié un mensaje a él también.

Leandro:
¿Puedes creer que tuve que volver a la fiesta para enterarme que te habías ido? ¡Mínimo un mensaje! Eso no se hace.

            Ahora sí, para rematar el listado de gente enojada conmigo, debía anotar a Leandro en el principio. Sin contar que Valentín también debe estarlo por dejarlo abandonado.  ¿Cómo pasa una fiesta tan buena a ser el peor momento de mi vida?

            Decidí dormir un rato, pero el sueño no llegó. Así que encendí la tele y busqué alguna película para poder distraerme. Haciendo zapping llegue al Studio Universal. Donde justo estaba empezando El lenguaje de un corazón destrozado. El titulo me llamo la atención. Trataba de un enamoradizo joven escritor, su novia rompe con él porque necesitaba un tiempo. Este decide regresar con su madre. Las casualidades de la vida hacen que confunda su maleta con la de otra pasajera y así empiezan a conocerse.  Este canal, muchas veces da películas que son solo para la televisión, nunca llegan a la pantalla grande. Por esa razón, me encanta. A veces me gusta sacar frases y ocuparlas en mi vida diaria. Esta fue:

El amor es para la gente insegura
Que necesita una constante seguridad
Porque no puede estar sola.

            El golpe de la puerta me asusto. Baje corriendo para ver quién. Antes de abrir me detuve con la mano en el picaporte. Sea quien sea era hora de afrontar la realidad.
Leandro estaba parado a fuera. Intentando colocar una cara seria.

-¿Por qué mierda no me dijiste que te ibas?- camino hacia mí y me abrazo. Necesitaba un abrazo en ese momento aunque fuera retándome. Sentí como mis lágrimas. Me separe antes y evitar el llanto ¡Soy un hombre fuerte!
- Lo siento. Me sentí mal por todo. ¿Estás enojado conmigo aún?
- Nunca lo estuve, si me moleste un poco – Me soltó y se fue a acomodar al sillón.
- Vamos arriba, estoy viendo una película.
- ¿Mamona?- se rio. Él no podía enojarse conmigo y yo menos con él. Leandro se había vuelto en mi mejor amigo.
- Un poco…- respondí. Puso los ojos en blanco.
- Ya vamos a verla. Traje algo para comer.

            Se instaló en mi cama y saco el sushi que trajo. Como siempre estaba buenísimo. No logre terminar de ver bien la película, ya que todo el rato preguntaba: quién era el chico de lentes, quien era la chica de la librería, porque él no vivía con su madre y otras dudas que tenía que estar respondiendo. Moraleja nunca llevar al cine a Leandro.
           
            La película termino.

- ¿Ahora qué hacemos?- dije.
- ¿Hablemos de lo que paso anoche?- preguntó. Leandro estaba mirándome directo a los ojos.
- No se responde una pregunta con otra.- se rio- Sé que te debo una explicación.
- Empecemos por el principio. ¿Qué paso entre tú y Valentín?
- Nos besamos- Abrió los ojos como plato.
- ¿Ya? Cuéntame mas, pero sin detalles por favor.
- Él metió su lengua en mi boca- dije en todo de humor
- ¡He dicho que sin detalles!- reímos- Valentín me dijo que sentía  cosas por mí y nos besamos fue lindo, pero justo después llego León y ¡Dejo la caga!
- ¿Por qué su reacción?- Preguntó. Veía su confusión.
- Leandro, Entre León y yo pasaron cosas. Ese día que nos dejaste solos… –hice una pausa. Leandro solo observaba.- Me acosté con él.
- Recuerda, sin detalles.
- Trato de hacerlo sin detalles. Ese día vimos  a Valentín y Alejandra juntos. Yo no sabía que era su mejor amiga. Y sentí celos.
- ¿Te acostaste con León por despecho?- Se puso serio.
- No lo sé. Mira, León es muy cariñoso. Pero yo siempre le dije que no sentía las mismas cosas por él. Me siento mal, y lo que menos necesito es que me juzgues por todo esto.
- Tranquilo, no te estoy jugando. Pero si debo decirte que León está mal. Anoche lo deje en su casa y rompió algunas cosas- siempre lo vi relajado, no tan agresivo. Me lo imaginaba todo y me acorde del combo que le dio a Valentín.- Debes hablar con él.
- Anoche no estaba bien.
- Debería estar más relajado ahora. No menos enojado.- Leandro se acostó en mi cama como si fuera la de él y llevo sus manos atrás de su cabeza- ¿Por qué no me contaste lo que paso entre ustedes?
- León me pidió que no te dijera.
- ¡Pero Das! Entre tú y yo hay confianza.
- La hay, pero igual no niego que en algunas ocasiones me siento un poco incómodo hablando de estos temas contigo.
- Si te pido que no me cuentes detalles es porque no quiero entrar a imaginarme todo…. De hecho ya me lo estoy imaginando ¡NOOO! ¡NO SE COMO VOY A SACAR ESAS IMÁGENES DE MI MENTE!- grito y se rio- Pero en cuanto a lo que sientes aquí…- se acomodó y llevo su mano a mi pecho justo a mi corazón- Tal vez pueda ayudar. Somos amigos y de verdad quiero que confíes en mí, como yo lo hago en ti.
- Gracias- Se acercó  me dio un abrazo. Y luego me revolvió el pelo.- Mañana hablaré con León.
- Muy bien- Dijo con una gran sonrisa. Ojala todos tuviéramos un amigo como Leandro. En el peor momento de tu vida, siempre te va a subir el ánimo.

            Eran ya las seis de la tarde y Leandro intento enseñarme nuevamente como andar en el skate. Esta vez coloque todas mis ganas en aprender. El resultado fue que pude avanzar unos metros sin caerme e impulsándome con el otro pie.

- Con unos años más de practica y dejando de lado tu mala suerte, tal vez puedas llegar a ser un principiante del skate.
- ¿Principiante recién?
- Te estoy molestando. Vas bien encaminado, necesitas práctica.
- Necesito un skate. Si quiero practicar tengo que tener uno, para no aprovecharme siempre del tuyo.
- Tengo uno más en casa. Te lo traeré
- ¿En serio?
- ¡De más!

            Leandro se fue y me quede un rato más afuera. La tarde estaba perfecta. No tenía frío. Fui por mis cigarros. Me traje el celular y me puse los audífonos. Me senté en mi columpio de terraza.  Después de todo lo sucedido y con la ayuda de mi amigo no me sentía tan mal. Ahora solo quedaba afrontar a dos personas. León y Valentín.
           
Seguí escuchando música. Estaba concentrado escuchando a Radiohead con su canción Creep. Uno segundos más tarde un Hyundai Veloster de color negro se detuvo a fuera de mi casa.

            ¡Mierda! Aun no estaba preparado para hablar con Valentín.


domingo, 6 de diciembre de 2015

CAPITULO 21


     Que Alejandra fuera su mejor amiga, me dejo más tranquilo. Todo pensamiento negativo que tenía desapareció. Fue como sacarse un peso de encima. Ella había llegado para quedarse y hacer negocios. Lo más probable que sea relacionado con el Hotel, y tal cual dijo “nos  íbamos a ver más seguido”. Tendré que estar atento a todo.

¿Una fiesta de disfraces? Nunca había ido a una. Tengo estos días para buscar un buen disfraz. Además será la primera vez que entre en la casa de Valentín. Imposible no sentir nervios pues iba a conocer un poco más de su intimidad. Nunca ha mencionado con quien vive, este era el mejor momento de conocer a Valentín desde otro punto de vista.

A Leandro lo iba invitar sí o sí. Entre él y Valentín se llevaban súper bien. Así que fui a verlo a la recepción para decirle:

- ¡Una fiesta de bienvenida para Alejandra!- Grito eufóricamente
- Baja el volumen, se va a enterar todo el mundo- Hablé susurrando para que entendiera que era algo privado.
- Lo siento-susurro imitándome- Es emocionante, y más aún que sabemos que solo son amigos con Valentín- Cerro los ojos y suspiro- Esta mujer no se me va a escapar.
- ¡Realmente estás loco tú!- dije riendo.
- Loco de amor- Hizo nuevamente el corazón con sus manos y llevándolo a su pecho- ¡Hey mira quién viene ahí!- Me voltee y León venía caminado. Nos observó, pero su cara emitía seriedad… Tal vez enojo. Solo nos saludó moviendo su mano y siguió su camino.
- ¿Y a este que bicho le pico?
- Iré a hablar con él- Salí caminando rápidamente para alcanzar a León. Le tomé el brazo. Se dio vuelta.
- ¿Podemos hablar?- pregunté.
- ¿De qué?- dijo serio.
- León no me has dejado terminar de explicarte lo que sucedió. – Está bien, sé que debí contestar el teléfono cuando me llamo ¡Es mi culpa!, pero estaba durmiendo tan plácidamente que no sentí nada. Ni un terremoto me hubiera despertado.- ¡Ya te pedí disculpas!
- ¿Algo más?- ¿Enserio es esa su actitud? ¡Y se supone que el pendejo soy yo!
- Te quería invitar a una fiesta de disfraces- Levanto una ceja- Es en la casa de Valentín- Puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
- ¿Me estas invitando a la casa de Valentín?
- Si, el me pidió que te dijera- Me sentía incómodo. León no cambiaba su expresión de seriedad.
- Me parece mala idea. Valentín y yo no nos llevamos. Así que no me pienso ir a meter a su casa.
- ¿Qué paso entre ustedes?- Era el momento de saber la razón de que ellos no se llevaran bien y por qué Valentín siempre me decía que me cuidará de León.
- No quiero hablar de eso. – saco su teléfono del bolsillo y lo observo- Si no tienes nada más que decir. Cuídate.- Se fue caminando.

            En serio, puedo entender el enojo de León, puedo entender que no quiera hablarme y mucho menos ir a la casa de Valentín, pero… ¿No será mucho? Bueno por lo menos lo invite. Iré con Leandro y la pasaremos bien.


Elegir un disfraz es algo complicado, porque son muchas las opciones. Como era mi primera fiesta de esta forma, no podía  usar cualquier cosa. Así que el día jueves decidimos ir a buscar el atuendo perfecto. Nos dirigimos a Providencia a una tienda que era de una amiga de la madre de Leandro y nos podían hacer un descuento por el arriendo. Cuando entramos, el lugar era enorme. Separado por secciones. En uno de sus pasillos habían muchos disfraces terroríficos, en otro solo personajes de dibujos animados, estaban los clásicos y en un rincón lo mejor… la magia.

- Siempre he querido disfrazarme de “Harry Potter” – dije a Leandro mientras buscaba la vestimenta perfecta de mi mago favorito.
- ¿En serio?- Harry Potter marco gran parte de mi vida. Fue la saga de libros que me impulso a la lectura. Y que terminara me produjo una pena enorme. Ver la última película fue como cerrar un ciclo. Ha sido la única vez que he llorado en un cine.
- Sí. ¡Me encanta!- Buscaba y buscaba pero no encontraba- Parece que no hay disponible.
- ¡Deberíamos disfrazarnos de superhéroes!- La ansiedad de Leandro me gustaba. Estaba tan feliz de ir a la fiesta.
- ¿Tú crees?- Dije dándome por vencido en mi búsqueda.
- ¡Sí! Vamos a causar un gran impacto- Se detuvo y observo detenidamente su alrededor- pero… ¿De qué? ¡Ahhhh ya se! ¡De Batman y Robin!
- ¡Eso es muy gay!- dije y Leandro se río muy fuerte.
- Es raro escuchara un gay decir que algo es demasiado gay- continuo riéndose.
- Mejor busquemos algo por separado… ¿Te tinca?
- Okey. Te veo al rato- Leandro se sumergió en varios disfraces y lo perdí de vista.

            Las horas pasan rápido cuando haces algo que te gusta y buscar el traje me tenía más que feliz.  Me probé una vestimenta de principie, caballero de armadura. Al final me decidí por ser Willy Wonka. Siempre que veo la película de  Charlie y la fábrica de chocolate me quedo pegado. La he visto millones de veces. Me imagino yo estando en ese lugar… ¡Sería inmensamente feliz!

            Cuando fui buscar a Leandro, no lo encontraba por ningún lugar. En un momento de descuido salto frente a mí Capitán América. ¡Me asusto!

- ¡Casi me matas de un infarto!- Mi corazón latía rápidamente. Él solo se reía.
- Lo siento, pero te estaba esperando hace rato- dijo Leandro entre risas.
- Te queda muy bien-  se veía súper bien. El disfraz incluía hasta el escudo.
- ¿De qué iras tú?-me pregunto. Tenía mi vestuario guardado.
- Willy Wonka Willy Wonka, el mejor chocolatero.- imite la voz de los Oompa Loompa
- Como dices tú… “Groso”
- ¡Si! ¿Nos vamos?
- ¿A comer?- dijo tocándose el estómago- Tengo un poco de hambre.
- ¡Cuenta algo nuevo!

Un poco en el lenguaje de Leandro significó una porción de papas fritas familiar, dos hamburguesas y una pizza mediana. Típico de hombre que come y come, pero no engorda.


El gran día llegó. La fiesta estaba por empezar en un par de horas. Leandro iba a pasar a cambiarse en mi casa y de este modo irnos juntos en un taxi. ¿De qué se habrá disfrazado Valentín? Coloque algo de música mientras me vestía. Mi traje consistía en una gran chaqueta color rojo oscuro, unas largas botas negras. Lo más difícil fue colocarme la peluca similar al cabello de Willy Wonka. Sin embargo, lo mejor del disfraz era usar el sombrero de copa y el bastón. La vestimenta era muy similar a la película. Mientras me admiraba sonó mi teléfono, era Leandro.

- Capitán América ¿Dónde estás?- pregunté.
- Estoy llegando- Respondió.
- Ok.

            Abrí la puerta y Leandro ya estaba en el umbral. Cuando me vio se rio, pero no era una risa de pesadez, era una risa de impacto.

- ¡WOW!- Sus ojos estaban muy abiertos- ¡La cagaste! Eres igual a Wonka!
- Solo un poco- Intente ser humilde, pero no podía quitar mi cara de felicidad. Leandro pasó a mi casa sentándose automáticamente en el sillón, como si fuera de su propiedad.
- ¿Estamos bien en la hora?- Preguntó
- Son las ocho con cinco - mire el reloj de la pared- La fiesta empieza a la nueve.
- Anda a cambiarte a la pieza. No quiero llegar tarde.
- Tranquilidad, Capitán América es súper veloz.
- ¡Apúrate!- Le grité y subió corriendo las escaleras hasta llegar a mi pieza.

            Por mientras Leandro se vestía, yo busqué un lápiz y papel para dejarle una nota a mi madre:

“Me fui a la fiesta con Leandro
No me esperes despierta”

Te amo

Daslav

-¡Estoy listo!- Dijo Leandro. Si bien él no era tan musculoso como León, el traje le quedaba perfecto.- ¡Tomémonos una selfie!- Saco su teléfono, posamos y listo- Esto irá a parar a Facebook. Por mientras él hacía eso fui a buscar mi móvil para llamar al taxi, pero un bocinazo en el exterior capto mi atención. Salí y un auto negro estaba estacionado fuera de mi casa.

-¿Eres Daslav?- preguntó el conductor aguantando la risa al verme. Es normal, yo igual me reiría si veo a alguien vestido como yo.
- Sí. ¿Pasa algo?- respondí. Leandro salió tras de mí. El desconocido no aguanto la risa y soltó una carcajada explosiva.
- Me envío Valentín- dijo entre risas y se secándose algunas lágrimas - ¡Lo siento! Es que sus disfraces son… ¡Fantásticos! Me envió Valentín a recogerlos para llevarlos a la fiesta.- ¡Aquí vamos de nuevo con lo del hermano mayor preocupado!
- ¡Qué buena onda el jefecito!- dijo Leandro- ¡Supongo que no vamos a desaprovechar esto!- Me miro a través de su máscara. Puse los ojos en blanco.
- Ya está aquí. Así que subámonos- ¿Por qué Valentín tiene que controlarlo todo?

            Mientras viajábamos, el chofer no dijo nada. Solo nos observaba por el espejo retrovisor. Leandro iba sacando fotos. ¡Odio las fotos! Acepte la primera porque valía la pena, así no le iba a decir que no a él, pues estaba como un niño chico en navidad. ¡Emocionado!

La casa de Valentín era grande. Tenía un jardín gigante. Con varios árboles y arbustos alrededor. Me imagino que en primavera debe oler genial por las flores. La casa era una construcción modera, revestida con muchas piedras. A simple vista era un lugar frío, pero encantador. Había varios disfrazados en la entrada de la casa. Algunos estaban conversando y otros fumando. Acabo de recordar ¡No compre cigarros!

            El auto se detuvo y la gente se quedó observando. Me imagino que para ver que disfraz aparecía. Nos bajamos y llamamos la atención de todos en el exterior. Una mujer vestida de cenicienta grito “TE AMO CAPITAN AMERICA”. Leandro como es poquito extrovertido fue donde la mujer, se agacho, le tomo y beso la mano. Luego corrió hacía mí.

- ¡Amo las fiestas de disfraces!- dijo el con una sonrisa gigante mientras caminábamos hasta el interior de la casa.
- ¿Has ido a muchas?- pregunté.
- Bastantes. En este tipo de fiestas tienes que revelarte. Es el único momento en el cual te disfrazas y puedes ser otra persona. Ahora soy un superhéroe y tú el mejor chocolatero. ¡Así que disfruta!

            Caminamos por un pasillo hasta llegar al living. Era inmenso. Una chimenea abrigaba el lugar. Había varios sillones y una mesa llena de comida. Mire a Leandro y me devolvió una sonrisa. Movió sus labios y dijo “Tengo hambre”.

-¡Pero miren quien ha llegado!- una voz femenina se hizo familiar. Me voltee y frente a mi estaban Catherinne vestida de Elsa y ¿Olaf? Debo suponer que es Mauricio- ¡Willy Wonka! El traje te queda muy bien. ¿Cómo estás? ¿Te recuperaste del brazo?
- Estoy súper bien. Gracias
- Las veces que hablaba con Valentín le preguntaba por ti y me decía que estabas mejor.
- Nunca me lo menciono- Ah, bueno será porque no hable mucho  con Valentín en mi ausencia. Leandro me toco la espalda. No quería pasar desapercibido- Les presento a mi amigo Leandro.
- Es usted una princesa muy bella- Mauricio se sacó la cabeza del traje al ver que Leandro coqueteaba con su esposa, se miraron.- Y usted un fantástico muñeco de nieve.

            Pasaron unos minutos de conversa y Leandro ya era querido por ambos. A nuestro alrededor habían toda clase de disfraces. Típico de las parejas ir combinados. Algunos eran: Superman y Supergirl, Faraones egipcios, Suleiman y Hurrem, Peter Pan y Campanita. En uno de los rincones habían una pareja, al momento de verlos me enamoré de su disfraces.  Él iba con la túnica negra, era Lord Voldemort y ella con el pelo desordenado y un vestido oscuro, Bellatrix Lestrange.

- ¿Han visto a Valentin?- Pregunté a Cathy. Ella negó con la cabeza.
- No lo he visto desde que llegamos. Creo que nadie sabe de qué esta disfrazado-  añadió Mauricio.
- ¿Vamos por algo para tomar?- pregunto Leandro.
-  Bueno. Permiso.

            Buscaba por todos lados, pero no veía a Valentín, mucho menos a Alejandra.
Leandro me pasó una cerveza corona, él también bebió una. Nos paseamos por la casa buscando a los anfitriones, pero nada. Nadie los había visto. ¿Será alguna broma de mal gusto? O ¿Una súper sorpresa? La ansiedad de saber de qué estaba disfrazado me consumía. Paso una hora de nuestra llegada y nada. Leandro comenzó a hablar con Cenicienta y estaba muy amigable con ella. Los deje conversar tranquilamente y me fui un rato a la terraza.

            Los garzones me servían muchas cosas para comer. Todo estaba exquisito, mis preferencias fueron el pie de limón y las mini tartaletas. Era una noche fría de invierno, pero a mi juicio, no estaba tan helada como otros días. Necesitaba un poco de aire. Había una sola persona fumando. Al verlo me dieron más ganas de fumar:

-¿Me regalaría un cigarro?- Estaba vestido del Capitan Jack Sparrow- Se me olvido comprar antes de venir.
- Tranquilo- Me paso uno- Tienes que apretarlo y tiene un gusto a limón.
- ¿Verdad? ¡Groso!- Me quedo mirando raro, pero se rio- Me llamo Daslav.
- Fernando- estrechamos las manos- un gusto. Veo que también eres fan de Johnny Deep.
- Un poco ¿Eres amigo de Alejandra o Valentín?- pregunte. El sabor a limón era alucinante, el contraste con el tabaco era fenomenal.
- Valentín es mi hermano- ¿Qué? ¿Su hermano? No se parecen en nada. Valentín es más blanco de piel en cambio Fernando es moreno y sus ojos son negros.
- No sabía que tenía un hermano.
- Ahora lo sabes. ¿De dónde lo conoces?- me preguntó. Se le acabo su cigarro y automáticamente encendió otro.
- Soy practicante en el Hotel. Trabajo junto con él.- fume- A todo esto, no lo he visto. ¿Sabes dónde está?
- Tuvo un problema con su disfraz y estaba en eso, intentando arreglarlo. Además Alejandra en la peluquería. ¡Mujeres!
- Por eso el retraso. Es hermoso el jardín que tienen, es gigante.
- Es de Valentín. Todo esto es de él- Se detuvo a mirar al mismo lugar que yo lo hacía- yo llegué junto a Alejandra desde Barcelona. Estamos en esta casa por mientras. Hasta que podamos ubicarnos en otro lugar.- Apagué mi cigarro.
- Genial. ¿Qué hacías allá?
- Soy fotógrafo. Ahora vengo por futuros proyectos junto a Alejandra.
- Veo que ya se conocieron- La voz de Valentín me asusto. Me di vuelta y ahí estaba con un traje de príncipe, como si hubiese salido de una película de Disney. Se veía hermoso. Me quede fijo mirándolo.
- ¿Daslav?- dijo Valentín e hizo que aterrizara.
- Te ves súper bien- intente sonar normal
- Tu disfraz es uno de los mejores.- Se acercó más a nosotros- ¿De qué hablan?
- Me estaba presentando. De momento nada importante- ¿Se llevarán mal los hermanos Henríquez?- Voy adentro. Daslav un gusto conocerte. Nos Hablamos al rato- Fernando entró en el casa y me quedé a solas con Valentín. Han pasado varias semanas de conocerlo, aun así el nerviosismo nunca se va.
- Te estaba buscando hace rato- ¿Un cigarro me ayudaría para relajarme en este momento?
- Se rompió el cierre de la chaqueta. Tuve que ir urgente a que lo arreglaran. Luego pase a buscar a Alejandra a la peluquería. Lo siento por el retraso.- Saco su teléfono para ver la hora.- Ah por cierto… ¿Llegaste en el taxi que te envié?- Puse los ojos en blanco
- Si señor controlador. Creo que habíamos hablado de esto.
- Tranquilo, solo me quería asegurar de que vinieras. ¿León de que esta disfrazado?- Levante una ceja.
- Lo invite y no quiso venir- No iba a entrar en detalles acerca de nuestra “discusión”.
- Menos mal- Se río.
- León no es una mala persona. No sé qué pasó entre ustedes, pero prefiero que me dejen a mí fuera. Insisto, Soy lo bastante grande para saber con quién me junto o no.
- Pero no te alteres. Tranquilo- Coloco sus manos en mis hombros- Estamos aquí para disfrutar. ¿Entendido?
- Bien.
- Vamos a dentro.

            Tal como si se hubiesen puesto de acuerdo con Leandro, Alejandra iba vestida como Black Widow. Su traje era ceñido al cuerpo. No dejaba nada a la imaginación. Sus grandes atributos la hacían una hermosa mujer. Opacando a la mismísima Scarlett Johansson. Un poco más allá estaba Leandro embobado. Su cara era una mezcla de enamoramiento y calentura. Me acerqué a él.

- Deberías cerrar la boca.
- No puedo. Creó que me he enamorado- me dijo sin despegar la vista de ella.
- Acabas de coquetear con cenicienta y ahora me sales con que estás enamorado.
- Ella es el premio mayor. – Alejandra miro a Leandro y sonrío- Él hizo una señal estilo militar- Voy a hablarle.

            Me senté en un sofá. Un garzón me llevo un pisco sour. Estaba rico. Leandro no paraba de reír con Alejandra. Desde mi asiento era un espectador de como un hombre heterosexual se las jugaba por una linda chica. Valentín conversaba con todo el mundo. Sin embargo Fernando estaba solo apoyado en una pared junto a la escalera. A parte de Mauricio y Cathy, que estaban perreando muy divertidos, no conocía a nadie más. En realidad Fernando era un desconocido, pero aun así decidí ir a conversar con él. De cierto modo, si me acercó a él, podre saber más cosas de Valentín.

-¿Me regalarías otro cigarro?- pregunté para romper el silencio.
- No me quedan compadre, pero ¿Te tinca ir a comprar?- su propuesta me tomo por sorpresa.
- Bueno, voy a avisarle a mi amigo. Dame un segundo-  Camine hasta Leandro, Salude cordialmente a Alejandra y le dije volvía en unos minutos. Regresé con Fernando.

            Salimos de la casa en dirección al estacionamiento. Fernando tenía una moto. Debo admitir que me daba un poco de vergüenza salir en una moto disfrazado de esta manera. La gente se iba a reír aún más al ver dos personajes de Johnny Deep, más en ese transporte. A Fernando no le importó. Así que me subí detrás de él.

- ¡Nunca me he subido a una de estas- le dije antes de colocarme el casco, mi sombrero lo había dejado guardado junto con el de Sparrow.
- Si es más seguro para ti, afírmate de mí- No quería caer así que lo apreté fuerte.

            La ida y vuelta fue rápida. No fue mucho lo que hablamos. Subirse a una moto fue otra experiencia genial. Me compré mi primera cajetilla de cigarros, así ya no le pedía a nadie e iba a guardarlos para momentos de soledad máxima en mi casa. Entramos en la casa y en la pista de baile, Alejandra y Leandro lo daban todo con sus movimientos sensuales. Hacían una buena pareja. Como si se conocieran de mucho tiempo. Me gustaba ver a mi amigo feliz, fuera comiendo o con una chica, él lo era. Valentín estaba con Mauricio y Cathy, pero no tenía intención de estar con ellos. Si bien la fiesta era una bienvenida para Alejandra ¿No debería ser para Fernando también? Así que nos fuimos al exterior sin antes prepararme un ron con Coca Cola. Nos sentamos en una pequeña pérgola que había en el patio.

- Igual esta buena la fiesta… ¿O no?- dije.
- Sí, puede ser…. Aunque a parte de Alejandra, Valentín y tú, no conozco a nadie.
- ¿Tú y Valentín son muy unidos?
-  Solíamos serlo, pero los años que estuve en Barcelona nos alejaron.
- ¿Te fuiste por alguna razón en especial?- Me ofreció un cigarro- Disculpa si mis preguntas te incomodan.
- No te preocupes compadre. Es normal querer saber más- La puerta se abrió y Leandro estaba exaltado.
- ¿Paso algo?- me puse de pie y me acerque a él.
- Te vine a ver. Esta preocupado.
- Estaba aquí piola con el hermano de Valentín- Leandro lo observo y Fernando levanto su vaso.- ¿Qué tal todo con Alejandra?
- Vamos bien. Todos nos sacan fotos por estar combinados.- me abrazo de la emoción. – Oye en un rato más cantaran karaoke.
- ¿En serio?
- Si y hay canciones en pareja. Para que entres y no te aísles mucho.
- Está bien. Entro en un rato.-  Leandro entró y regresé con Fernando.
- Es simpático el Capitán América.
- Demasiado
- Yo que él no entraría en el terreno de Alejandra.
- ¿Por qué?- Esta gente tiene tantos misterios.
- Ella es un alma libre.
- Créeme. Leandro es igual. Así que se llevaran bien. – Me levante- ¿Vamos a dentro? ¡Quiero cantar karaoke!
- No me gusta mucho, pero quiero ver como algunos hacen el ridículo.

            Todos estaban reunidos frente a un pequeño escenario. Con una gran pantalla gigante. Alejandra terminaba de cantar. Su tema fue Single Ladies. Sus movimientos eran igual a los de Beyonce.

-Gracias, gracias- Dijo Alejandra a los aplausos de los demás invitados. Leandro lo hacía eufóricamente- Ahora según lo planeado, debo elegir yo a quien seguirá.- Comenzó a observar a los demás y le paso el micrófono a Cathy y Mauricio.- Su turno.

            Ellos no se negaron. Eligieron una canción de la película Grease, You´re the one that I want.

            Los demás coreaban la canción junto con ellos. Se notaba que era su caballito de batalla para estos momentos. Se sabían la coreografía completa. Lo hicieron muy bien. En el otro extremo estaba Valentín con una copa de vino. Nos miramos y el levanto su copa y yo mi vaso. Era una excelente fiesta. Al término de la canción eligieron a Leandro para cantar. Con lo poco extrovertido que era no me sorprendería que terminara haciendo un gran show. Pero esta vez fue todo lo contrario. Eligio la canción Solamente tú de Pablo Alborán. Sus palabras iban dedicadas en todo momento a Alejandra. Ella estaba roja, solo sonreía al escucharlo. Si yo estuviera en el lugar de ella, me enamoraría automáticamente de él. Nadie me ha cantado una canción.

            Leandro recibió fuertes aplausos. Sobre todo de Alejandra. Al bajarse del escenario él fue donde ella, la tomo entre sus brazos y la beso. Todos siguieron aplaudiendo. Ella definitivamente cayo en las redes de Leandro… ¿O viceversa? Lo importante es que lo estaban pasando bien.

            La gente empezó a gritar que pasara el micrófono, para que la ronda de Karaoke siguiera. Leandro busco a alguien. ¡Mi turno! Pero no quería hacerlo solo. Era el momento de poner a prueba Valentín. Me acerque a él, estaba al lado del computador.

-¿Cantamos?- Le dije buscando en la lista de canciones un tema para cantar los dos.
- Yo no canto.- Estaba serio.
- Pero es para pasarlo bien. Nadie va a juzgar por como lo haces- Ahora era yo el serio.
- De verdad, no quiero cantar- Se nota que ha había bebido bastante. Es Primera vez que lo veo así.
- Esta bien, Lo hare solo.
- Yo voy contigo- Me di la vuelta y estaba Fernando- Tengo un tema perfecto. – Se puso a buscar en el computador- ¿Conoces Details in the fabric de Jason Mraz y James Morrison?
- ¡Me encanta!- Me di la vuelta hacía Valentín. Su expresión me confundía. Ahora estaba apagado y serio, siendo que hace unos minutos atrás estaba felizmente disfrutando su fiesta.

            Comenzamos a cantar.

Calm down
Deep breaths
And get yourself dressed instead
Of running around
And pulling all your threads saying
Breaking yourself up

If it's a broken part, replace it
But, if it's a broken heart then brace it
If it's a broken heart then face it

And hold your own
Know your name
And go your own way
Hold your own
Know your own name
And go your own way

            Hicimos un buen dueto. Algunos sacaron sus encendedores y los movían. Fue Genial. Primera vez que cantaba con alguien. Me sorprendió lo bien que nos llevábamos con Fernando. Mientras cantábamos vi que Valentín salió a la terraza ¿Qué mierda sucede con él? Terminamos de cantar y la gente nos ovacionó.

- ¿No era que preferías ver a la gente hacer el ridículo?
- Me gusta verme hacer el ridículo- dijo él.

            Pasamos el micrófono a las demás personas. Fernando fue a conversar con Alejandra y Leandro. Fui a ver a Valentín a fuera.

            Estaba sentado solo, sentado en una banca con su copa y una botella de vino en la otra mano. Fue extraño verlo en esa posición. Siempre lo vi centrado. Como un hombre con las ideas claras. En cambio ahora se veía vulnerable, triste. Me acerqué a su lado. No dijo nada.

- Te fuiste antes de terminar la canción- fue lo primero que se me paso por la mente.
- Necesitaba un poco de aire- Tenía la vista pegada en la copa vacía.
- No me gusta mucho el vino- dije.
- Es que no has probado este- Relleno su copa y me dio a probar.
- Esta rico, aunque aun así prefiero la cerveza.- ¡Por fin pude sacarle una sonrisa!- ¿Qué pasa?
- Nada.
- No me digas que no pasa nada. Estabas súper bien con todo esto de la fiesta. Y ahora te veo todo amargado.- No fijaba su vista en mí. De cierto modo me alegraba que no lo hiciera. Hablar y estar a solas con él, me ponía nervioso.
- Pasan muchas cosas, pero pienso que no es el momento de hablar.
- ¿Y cuándo es el tiempo?- Su expresión era sería. Podía ver que no estaba del todo bien- Siempre has esquivado todo
- ¿Por qué dices eso?- me miro. Mi estómago se contrajo.
- Aun no me has respondido lo que pregunté la otra vez. Y que te dejen con la incertidumbre es penca.
- Daslav, se trata de eso.
- ¿Y?- No sabía que decir. Fije mi vista en otro lugar del jardín.
- Daslav. Eres gay y sé que sientes cosas por mí- Volteé mi cabeza en dirección a él. Mis manos temblaban. Me imagine hablando de esto en otra situación, en otro momento, pero no aquí disfrazados. Era una situación un tanto tragicómica.- Tú llegada no ha pasado desapercibida en mi vida. Daslav siento la necesidad de protegerte. De cuidarte. Por eso mi comportamiento de hermano Mayor, pero esto va más allá. Y la canción que canto Leandro me hizo pensar mucho. –Si en un principio estaba confundido, ahora esto se ha multiplicado.
- ¿Qué quieres decir con todo esto?
- Lo que trato de decir es que igual me pasan algunas cosas contigo.- ¿Es verdad lo que acabo de escuchar? ¿Realmente el siente cosas por mí? Mi corazón se aceleró muy rápido. Lo que siempre quise escuchar.- Todo es to igual me confunde. Me gusta cuando te pones nervioso.
- ¡Eso no es divertido!
- Es un decir. Eres tan tierno cuando lo estas. Igual como ahora.- Miro como entrelazaba mis dedos por el nerviosismo.  Me las tomo y continúo- Daslav, pero no quiero hacerte daño. Eres demasiado bueno para alguien como yo.

            Hasta ese momento, pensé que era lo peor que te dijeran que te querían como un hermano menor, pero que ocupen el cliché de “eres demasiado bueno para mi” fue incluso más devastador.

-¿Cómo que soy demasiado bueno para ti?- Solté su mano. Necesitaba un cigarro urgente. Saqué y encendí uno.
- No sabía que fumabas.- Me miro extrañado por mi acción
- Hay mucho que aún no sabes de mí. –Con todo el valor que pude sacar, enfrente esta situación.- A ver si entiendo. Sientes cosas por mí, pero no quieres tener nada conmigo. ¿Cierto?
- No son así las cosas… no sabes las ganas que tengo de darte un beso ahora.
- Ni te imaginas cuanto tiempo espere todo esto. Fue un flechazo a primera vista. Ese día que te devolví el pendrive. ¿Por qué piensas que no eres bueno para mí?
- Eres demasiado joven…
- Soy seis años menor que tú-interrumpí.
- Por eso, tú debes experimentar más cosas. Eres pequeño.
- Tus argumentos no son válidos. ¿Podrías dejar de andar con rodeos?- Daslav bueno ya no estaba.
- No estoy preparado para tener algo serio con alguien.
- ¡Valentín por dios! Yo no me quiero casar contigo. Yo solo quería intentar ver si resultaba algo. Vivir el momento.
- Yo igual, pero quiero que me des tiempo y ver como resultan las cosas con el tiempo. ¿Ok?
- Está bien- Como diría esa Anastasia en las 50 sombras de Grey, “mi dios interno daba saltos” nunca pensé que esta noche iba a terminar así. Yo venía porque Valentín me había invitado para pasarlo bien, incluso vine también por Leandro. 

            El siguiente minuto fue una montaña rusa de emociones. Valentín se acercó más. Mi corazón latía muy rápido como el de un hámster después de correr por su ruedita. Mis manos sudaban, las froté encima de mi pantalón. Él me miraba con cariño y sonriendo. Me beso. El beso que tanto espere. Ese beso por el cual muchas veces soñé, había llegado. Fue maravilloso.

            Alguien se aclaró la garganta detrás de nosotros… ¡León!