domingo, 29 de noviembre de 2015

CAPITULO 20


        El cansancio de todo lo sucedido los días anteriores hizo que durmiera la mayor parte del domingo. Cuando desperté eran las tres de la tarde. Busqué mi teléfono y para sorpresa mía, estaba descargado. Lo conecte, en ese minuto llegaron todos los mensajes de WhatsApp. Tenía varios de León, Leandro y…. Valentín.

Valentín:
Daslav ¿Estas bien?

Valentín:
¡RESPONDE!

Valentín:
¡Estoy empezando a preocuparme!

Valentín:
Si no respondes no me queda más remedio que ir a verte.

        De cierto modo, ya me estaba colapsando su “preocupación” por mí. Tal vez sea un desastre de persona, un imán de la mala suerte, pero creo que soy capaz de cuidarme solo… o intentarlo. Le respondí cortante:

Daslav:
Valentín, estoy bien. Nos vemos mañana.

            Seguí revisando los mensajes

Leandro:
¡Das! ¿Quieres seguir con las clases de skate?

Leandro:
¿No? ¿Si?

Leandro;
¿?

Leandro:
¿Teléfono descargado? Estaré en el parque, si te animas nos vemos allá.

Daslav:
Si, tenía el teléfono descargado. Las clases las retomaré cuando me recuperé completamente de la de ayer. Nos vemos Mañana.
            Deje  al final los mensajes de León. Me quede dormido antes de ver su respuesta.

León:
A la una y media. Te paso a buscar.

León:
Daslav. ¿Estás?

León:
¿Sucede algo?

León:
¿Va lo de hoy?

León:
Te llamo y no pasa nada.

León:
Estoy a fuera de tu casa.

León:
¡DASLAV! No me gusta esto. Si no quieres verme igual lo dices, pero deberías contestar y no apagar tu teléfono.

León:
Chao.

            ¡¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉ?! León vino y ni siquiera lo escuche. Debe de odiarme por no responder ni siquiera sus mensajes. Ahora me siento más mal. Suelo tener sueño ligero, pero es primera vez que duermo tan plácidamente desde hace años.  Ahora todo era un mal entendido. Llamé a León

- Dime- respondió León al quinto tono de marcado. No quería contestar.
- ¡Lo siento! Mi teléfono se descargó y he dormido todo el día. No sentí cuando estabas afuera.
- Dale. ¿Algo más?- su tono era indiferente. De cierto modo lo entendía, ósea yo estaría igual de enojado.
- ¡León de verdad Lo siento!
- Daslav, no tengo ganas de hablar ahora. Nos vemos
- Pero… ¿Alo? ¿León?- Corto la llamada.

            Me recosté en la cama, mire el techo. Lo único que faltaba en estos momentos era que León estuviera enojado conmigo. Me siento mal. Tengo una mezcla de estúpidos sentimientos y otros pensamientos en mi cabeza que no sé cómo explicar. Mi subconsciente intentaba analizar todo para poder dejarlo en claro y de esta manera yo entender que pasa:

1)      Lo acontecido con León fue alucinante, genial y resulto mejor de lo que esperaba para mi primera vez, pero todos esos recuerdos estaban a la sombra de Valentín.

2)      Le gusto a León, pero no sé qué realmente yo siento por él.

3)      Estoy aun celoso por aquella mujer que acompañaba a Valentín.

4)      No puedo entender como no me entra en la cabeza que entre Valentín y yo ya no exista alguna posibilidad de tener algo.

Saque el libro Buscando a Alaska y me coloque los audífonos. Busqué en Spotify un playlist para mi estado de ánimo actual. No necesitaba música alegre. Tampoco música para llorar si no algo que pudiera hacerme sentir tranquilo, algo que me hiciera sentir libre de pensamientos. Le di play a “Café y Libros”. Comenzó con la canción Cherry wine de Hozier.

            El resto de la tarde me lo pase leyendo. Cuando tomo un libro me transporto automáticamente al mundo imaginario que se me explica. Imaginaba que yo estaba en aquel internado. Podía sentir el amor de Gordo hacia Alaska. Y cada vez que el Coronel fumaba un cigarro, las ganas de hacerlo se intensificaban. De haber tenido alguno en este momento lo hubiese disfrutado. Nota para mañana “comprar una cajetilla de cigarros”.

            Termine el libro y caí en la “depresión lectora”, aquella en la cual no dejas de pensar en cómo ha finalizado. Esa tristeza o alegría que ronda en la cabeza, esos sentimientos que solo un buen libro puede entregar. Observe la hora ya eran las seis de la tarde y mi estómago rugió. Me prepare algo para comer y me acosté nuevamente. No tenía nada que hacer, así que flojee el resto de la tarde. Leandro volvió a mandarme mensajes, pero le respondí sutilmente que no iría.


Dentro de los días que estuve con licencia, lo que más quería era volver al Hotel. Para volver a estar más cerca de Valentín.  Sin embargo, ahora todo era muy distinto. Me dirigí a mi oficina. Para sorpresa mía, Isabella se encontraba en mi escritorio.

-Daslav, ¡Apareciste!- dijo Isabella.
- Si, veo que estuviste ocupando mi escritorio- Coloque mi bolso encima.
- Valentín me ha pedido que estuviera aquí mientras te recuperabas. Llegue a pensar que ya no volverías.
- Pensaste mal. ¿Te vas a quedar?- pregunté.
- Depende de Valentín. –respondió ella y como si hubiese estado escuchando detrás de la puerta, Valentín entro en el momento exacto.
- Buenos días- dijo él- Veo que se encuentra mejor Daslav.
- Listo para trabajar. – Mire a Isabella y luego regrese mi vista a Valentín- Pero si ella se queda aquí, yo puedo establecerme en cualquier lugar.
- Si usted quiere me puedo quedar el tiempo que lo desee- Dijo coquetamente Isabella. Extrañaba “competir” con ella.
- Señorita Rosasco sería tan amable de volver a su escritorio en la oficina de Anita- Primera victoria ante Isabella. Ella tomo sus cosas. Antes de salir por la puerta se gira hacia nosotros e iba a decir algo, pero Valentín añadió- Si necesito algo se lo hare saber.

            Valentín se dirigió a su escritorio. Me sentí un poco incómodo. Era la primera vez que estábamos a solas después de mi caída en el centro de ski. Realmente quería ir y preguntarle varias cosas que rondaban en mi mente, pero mi orgullo no me dejo. Bueno creo que fue mi temor y nerviosismo. Me quede revisando algunos correos. Pasados unos diez minutos:

-DASLAV, ¿Puedes venir por favor?- respire profundo y camine hacia su oficina.
- Necesito que lleves estos papeles al encargado de la bodega- Estiro  una carpeta hacía mí. Estaba serio- Y luego pasas donde Anita. Creo que tiene algunas informaciones que darte.
- Muy bien señor Henríquez- si él iba estar serio, yo también podía entrar en su juego.

            Salí en dirección a la bodega del Hotel. Mi caminar era lento. No quería volver luego así que me iba a tomar todo el tiempo del mundo. Me imagino que debe estar enojado por lo cortante que fui por WhatsApp ayer. Era la semana de “enojarse con Daslav”

            Entregue los documentos a un caballero muy simpático, era primera vez que lo veía en todo este tiempo. Aun no podía conocer a toda la gente, más aún si estuve varios días fuera de las pistas por el accidente. En la oficina de Anita, Diego se encontraba con Isabella concentrados en sus computadores.

- Daslav, necesito que traduzcas estas cotizaciones para unos posibles turistas que vienen de Seattle. Te enviare la información por correo, para que luego puedas renviármela cuando lo termines- dijo Anita.
- Muy bien. A penas lo tenga listo se lo envío.
- A por cierto, Aprovechando que están los tres juntos. Saldré con vacaciones la próxima semana. Diego quedará a cargo de ustedes, ya lo tengo todo coordinado, así que espero su máxima cooperación.
- Siempre tendrá toda mi ayuda- Dijo rápidamente Isabella, acercándose a Diego y abrazándolo- ¡Cuentas conmigo siempre!
- Me parece bien. Necesita desconectarse del trabajo.- Lo único malo de que ella saliera con vacaciones, era que el dúo dinámico iba a quedar al mando, y el único que sufriría las consecuencias sería yo.
- He visto que la relaciones entre ustedes no es la mejor del mundo, pero de verdad necesito que tengan trabajo en equipo. Para el señor Henríquez, el departamento de turismo es muy importante y nos hemos destacado por ser unidos en todo momento. Así que no me pueden dejar mal ¿Entendido?
- Si- respondimos al unísono los tres.

            Para ser más extensa mi salida y de esta forma retrasar mi regreso junto con Valentín, pase a saludar a Leandro. Estaba feliz de verme. Estrechamos nuestras manos y nos dimos un abrazo. Tuvo que responder varias veces el teléfono, así que nuestra conversación era más lenta.

- Ayer te espere, pero me imagine que no ibas a ir.
- Estaba cansado, y aun no me recuperaba de las caídas el sábado. Bueno, no me recupero.- dije- ¿Saliste con Karen?
- No, estaba solo. Después me puse a conversar con gente ahí en el parque. Soy una persona súper sociable.
- Si me he dado cuenta de aquello. Y qué onda, ¿Vas a seguir viendo a Karen?- pregunté.
- No lo sé. Me agrada, la pasamos bien juntos, pero no sé si quiera algo más con ella.
- ¿Podríamos decir que el señor Leandro García le tiene miedo al compromiso?
- Soy un alma libre, que no puede vivir mucho tiempo atado- Se río fuerte.
- Okey señor alma libre. Tienes que hacer lo que es mejor para ti.- Leandro tenía el don de la palabra. Era extrovertido y era guapo. Podía darse el lujo de tener cuantas chicas quisiera.  Ya iba a llegará el momento en que sentará cabeza.
- ¿Qué harás después de la salida?- preguntó Leandro mientras ingresaba una información al computador.
- Tengo que ir a buscar a mi madre al terminal. Supuestamente llegaba ayer, pero tuvo que aplazar su viaje para hoy.
- Entiendo, quería que fuéramos a… - se quedó mirando hacía la entrada principal. Sus ojos casi se salían, era como ver a ese lobo en los dibujos animados cuando veía a una chica linda. Me gire hacia la entrada. Cuando piensas que tu día ya es extraño, este puede empeorar en una milésima de segundo. Era aquella mujer con la que estaba Valentín el otro día. La mujer voluptuosa, alta y muy hermosa. Leandro no podía dejar de verla mientras caminaba hacia nosotros. Iba con un vestido negro corto. Hasta yo no podía dejar de verla.
¿Qué haría ella ahí?  Se acercó hacia nosotros y mirando a Leandro dijo:

- Hola. Buenos días. Me llamo Alejandra. Estoy buscando a Valentín.
- Lo llamo inmediatamente- Respondió veloz Leandro. Levanto el auricular después de unos segundos respondería Valentín.- Señor Henríquez lo busca la señorita Alejandra.- Leandro no despegaba sus ojos de ella. Ahora entiendo mas aún lo de “ser un alma libre”.- Muy bien, yo le digo.
- Dice el señor Henríquez que pase. Su oficina se encuentra en el último piso.
- No te preocupes Leandro. Yo voy para allá. – Me dirigí a ella -  Acompáñeme.

            Deje que ella se adelantara hasta el ascensor, voltee para ver si Leandro aun miraba a la mujer. Estaba en lo cierto. Cuando lo vi puso sus manos en forma de corazón y se las coloco en el pecho. Definitivamente esta flechado por Alejandra. El trayecto en el elevador fue silencioso.

            Cuando quieres que todo sea rápido, el ascensor paro en todos los pisos. En qué momento se me ocurrió caminar con ella. ¡Soy un tonto! De una forma masoquista quería ver como se saludaban, si se besaban.  Necesitaba saber aún más de ellos juntos. Le hablé:

-¿Conoce hace mucho al señor Henríquez?- Mis manos temblaban, las junte atrás mío.
- De toda la vida- Tenía una sonrisa perfecta. Llevaba los labios de un color rojo oscuro y aunque no llevaba mucho maquillaje en el rostro, era como si no lo necesitara. Era hermosa como fuera- Valentín es muy agradable. Es difícil odiarlo.
- Si, pienso lo mismo- Me devolvió una sonrisa. Ahora que intercambiaba algunas palaras con ella. A simple vista era simpática, pero no podía dejarme engañar por ella.

            Caminamos por los pasillos hasta llegar a la oficina. Entre e hice pasar a Alejandra. Valentín a penas la vio salto de su silla para abrazarla fuertemente.

-Valentín, él es muy amable- me señalo con la mirada,  me acompaño hasta aquí. Si no fuera por él, me hubiese perdido en estos pasillos.
- Alejandra, te presento a Daslav. Daslav te presento a Alejandra -Ella me miro y siguió sonriendo.
- Tu nombre es ruso- primera persona que no me pregunta el nombre más de una vez.- Un gusto conocerte.
- Gracias- Dije yo desviando mi mirada a Valentín- Los dejo solos.

            Que estuvieran juntos a unos centímetros de mí, me estresaba. Me daban ganas de irrumpir en la oficina y saber de qué hablaban ellos. La curiosidad me estaba ganando. Así que para de mantener mi mente distraída de aquella situación comencé con la traducción de los documentos que me pidió Anita. A veces cuando necesito concentrarme me coloco los audífonos y la música ayuda bastante.

Me puedes preguntar
Que cómo fue el final
Si recuerdo algo más…
La misma situación
Y el mismo corazón
Que ya no puede más…
Y hoy te tiembla la razón
Te quiero ayudar
Y tú me dices que no…
Siempre hablamos del final
Y ahora te mueres por volver
                                                   Y echar el tiempo atrás                

            De Saloon es una de mis bandas favoritas. Y de una forma muy rápida logre concentrarme en la traducción. Cerré los ojos un momento e imagine que yo cantaba la canción en un escenario. Mi imaginación a veces me jugaba una mala pasada y esta no fue la excepción. Sentí que alguien tocaba mi brazo.

-Daslav te he estado llamando, pero veo que estabas completamente concentrado cantando- dijo Valentín.
- Lo siento, me deje llevar- Sentí como me sonrojaba de vergüenza, más aún porque Alejandra también me estaba mirando. Ella solo sonreía fascinada por mi locura.
- Iremos a almorzar. Nos vemos más tarde- Valentín no estaba serio. Obviamente la visita de ella lo había alegrado mucho. Prefiero verlo feliz en vez del gruñón que había en la mañana.
- Daslav, ha sido un placer- dijo en tono alegre Alejandra- Nos veremos muy seguido.
- Me parece bien- Respondí cortante, pero educado.

            Ambos salieron y me quede solo. ¿Nos veremos muy seguido? Si es la polola de Valentín tendré que soportarla las veces que venga. Mientras no tenga que presenciar besos, creo que estaré bien. Aunque debo admitir que siento algo de pena.

            Fui a almorzar con Leandro, esperando que León se nos uniera pero nunca apareció. Esta vez comí Pechuga de pollo rellena con puré. La comida en el Hotel es fantástica. Es la misma que les dan a los huéspedes, así que no tengo ningún reclamo contra la gente que la prepara.

- ¿Cómo se llama?- Pregunto Leandro.
- ¿Quién?- Yo sabía que se refería a Alejandra, pero aun así me hice el desentendido.
- ¡Quien más! La chica hermosa- Podía ver la emoción en sus ojos.
- Alejandra Palavecino
- ¡Qué lindo nombre! Creo que me he enamorado. Esto sí que es a primera vista. ¿Crees en el amor a primera vista?-¿Qué sí creo? Pues sí. Lo que siento por Valentín es algo que nunca había experimentado con otras personas. Me dije a mi mismo
- Un poco- respondí.
- Bueno, creo que estoy enamorado.
- Yo que tu no me hago expectativas con ella- Trate de bajarlo de la nube que estaba.
- ¿Por qué dices eso?- su expresión pasó de alegría a seriedad en un segundo. Era raro ver a Leandro serio. Siempre está muy contento y feliz, sobre todo si hay una chica de por medio… ahh y comida.
- Ese día que salimos con León, cuando tú te fuiste la vi junto a Valentín tomados de la mano. Y hoy ha venido a verlo, por ende, está más que claro que tienen una relación.
- Valentín no pierde oportunidad, pero donde Leandro pone pistola, Leandro pone la bala. Así que no descansaré hasta conquistarla. Además que le tome la mano no significa nada- Me gustaba la idea de que entrara al juego, así nuevamente Valentín quedaría libre…. ¡Daslav! ¡Las cosas que piensas! No, eso está mal. No debo entrometerme en esto.
- ¿Has visto a León?- Cambie de tema
- ¡Uuuuuuuuuuy! ¿Se le  ha perdido un León al cazador?
- ¡Estúpido!- nos reímos a carcajadas. Varios otros compañeros se voltearon a mirarnos.
- No ha pasado a saludarme.
- Tengo que hablar con él. Si lo ves le dices.
- Bueno.

            Valentín no apareció hasta pasadas las cuatro de la tarde. Llegó sin compañía. Paso directo a su oficina. Parte de madurar es afrontar las situaciones e ir directamente con la verdad, así que fui por ella.

- Valentín ¿Podemos hablar?
- ¿Ya no soy señor Henríquez?- ¡Se acuerda de todo! Me sonroje
- Hay cosas que quiero dejar en claro- Tome aire y proseguí- Siento que tratas de controlar todo y eso en parte no me gusta. Yo puedo cuidarme solo. Insisto soy una persona de mala suerte pero he logrado sobrevivir estos 23 años- él sonrió- Sé que me ves como un hermano menor, pero me gustaría que no lo hicieras.
- Lo siento si te ha molestado mi forma protectora de ser, pero es como soy. Cuando alguien llega a mi vida, siempre quiero que este bien.
- El problema es eso, tratas de controlar todo y no dejas el espacio suficiente. Y quiero pedirte disculpas por el mensaje cortante que te envié. Imagine que tenías cosas más importantes que hacer con tu polola ayer.
- ¿Polola?
- No soy tonto Valentín. Se nota la química entre Alejandra y tú- el me miraba fijo. Seguía sin quitar su sonrisa.
- Alejandra no es mi polola. Ella es una de mis mejores amigas desde la infancia.
- Pero te vi tomarle la mano la otra noche- ¿No era su polola? Me siento un tanto ridículo haciendo esta escenita de celos.
- Ósea me viste esa noche, ¿Por qué me mentiste cuando te hable?- No me esperaba eso.
- No quería que me vieras ebrio, por  eso intente salir rápidamente- buena respuesta.
- Entiendo- se levantó de su silla y camino hasta la terraza- Ven tomemos aire- Salimos a la terraza. Era un día soleado de invierno. El sol abrigaba un poco. Valentín continuo- Alejandra es mi amiga de la infancia, nos criamos juntos. Su madre trabajaba y dejaba a su hija con nosotros hasta que se hacía de noche. Compartimos muchas historias. Ya luego su mamá conoció a un español y se fueron a vivir a Barcelona. Por unos años perdí el contacto, hasta que el bendito Facebook nos reencontró. Logro estudiar Ingeniería comercial y ahora vino a chile para poder hacer algunos negocios. Entre nosotros solo hay amistad- Se acercó a mí- Nunca la he visto con otros ojos.

            Una parte de mí se relajó. No era su polola. En cambio me sentía más mal que antes. En mis pensamientos le envíe, como leí por ahí, mil “maldiciones gitanas .Tal vez si no hubiese sentido celos, nada habría hecho con León esa noche.

- Este viernes haré una fiesta de bienvenida para Alejandra. Quiero que vayas.
- ¿De verdad?- pregunte nervioso.
- Por supuesto. Me encantaría- me dio un abrazo. Necesitaba ese abrazo, me hubiese quedado por mucho más tiempo así junto a él.- Y para que veas que no intento controlarlo todo, puedes ir con León- Si es que me habla de nuevo - Ah por cierto, la fiesta es de disfraces.


domingo, 22 de noviembre de 2015

CAPITULO 19


         A mis 23 años no había pasado por esta situación. Lo más próximo que había estado a un hombre desnudo, era en los camarines del gimnasio cuando estaba en el colegio. La sociedad nos ha inculcado muchas situaciones, una de ellas que la primera vez que estas con alguien debe ser hermoso, lindo, con amor; pero es nuestra primera vez, no tenemos idea de lo que estamos haciendo. Según los videos que he visto, uno va aprendiendo “la teoría”, sin embargo llevarlo a la “practica” es un tema distinto.

        León me abrazaba. Yo estaba de espaldas a él. Tiernamente me besaba el cuello y el hombro. ¡Creo que encontré mi punto débil! Mientras lo hacía, podía sentir su pene en mi trasero, cada vez estaba más duro. Mi cuerpo temblaba, el nerviosismo se hacía presente, pero esta vez la excitación era más grande.  León tenía más experiencia en el cortejo previo al acto sexual, pues él ya había tenido contacto físico con mujeres. En cambio yo, era nuevo en casi todo lo que estábamos haciendo. Tenía dos opciones 1) retirarme y dejar todo esto hasta acá y 2) dejarme llevar y continuar.

Sus brazos eran fuertes, me apretaba a un nivel que me excitaba aún más. Su mano empezó a recorrer mi cuerpo lentamente. Pasando desde mí pecho, estómago hasta detenerse sobre el límite de mi bóxer.

-¿Puedo?- preguntó a mi oído. Asentí con la cabeza. Era algo que deseaba en ese momento. León introdujo su mano y acaricio mi pene lentamente. De mi boca salió un gemido. Lentamente masajeaba mi miembro. Los movimientos que hacía me llevaban muy rápido al éxtasis máximo. Se detuvo y esta vez bajo hasta mis testículos. Los tomaba delicadamente con su gran mano. Arquee mi cuerpo, empujaba mi trasero contra su erección y el a su vez lo apretaba hacia mí.

            Me di vuelta rápidamente. La luz del faro del exterior alumbraba su rostro. Nos miramos detenidamente por unos segundos. Me rodeo con sus brazos. Nos envolvimos en un apasionado beso. Un beso cargado de excitación, deseo y pasión. Bajo sus manos hasta mi trasero los apretaba fuertemente. Tenía un poco de miedo de tocarlo más allá de lo que debía. León lo noto y para hacerme sentir en confianza tomo mi mano la llevo a su miembro. Lo roce con la yema de mis dedos sobre el bóxer. Seguimos con nuestro beso, mientras bajaba su ropa interior dejando libre esa parte de su entrenado cuerpo. Era como están con un actor porno, pero esto era real. León bajo mi bóxer al mismo tiempo, él masajeaba mi trasero y rozó sus dedos en mi ano.

            Era inevitable ya no sentir las ganas de tener a León en mi interior. A estas alturas, todo ya estaba listo. Era el momento de actuar más y disfrutar, debía tomar las riendas de la situación y llevar esto al máximo grado la excitación.

            Estábamos completamente desnudos. Acostados el uno lado del otro. En un movimiento rápido me subí sobre el cuerpo de León. Tome nuestros penes y comencé a masturbarlos juntos. Sus gemidos empezaron a ser más fuertes. Aquellos sonidos significaban que mi trabajo estaba saliendo a la perfección. Me recosté sobre su pecho y lo bese. Esos labios me producían demasiado calor. Comencé a bajar, recorriendo su cuello, seguí por su pecho y me detuve a saborear sus tetillas. Todo lo que hacía lo había visto en muchos videos de Internet y los había leído en algunos relatos eróticos en varias páginas. Continuando con mi camino me detuve en sus abdominales,  hasta llegar a sus oblicuos. Frente a mí se encontraba su pene muy duro. La luz del exterior alumbraba su rostro de deseo. Sabía lo que tenía que hacer. Roce lentamente mis labios en su glande. Lentamente fui introduciendo su miembro en mi boca, teniendo cuidado de no usar los dientes y dañarlo. León tenía los ojos cerrados, su respiración cada vez se aceleraba más. Saque su erección de mi boca y empecé a lamer sus testículos, hasta su glande. Los gemidos varoniles de aquel hombre con el cual estaba experimentando esta nueva etapa me llevaban al límite de mi excitación. Introduje nuevamente su pene en mi boca y comencé con la succión de su miembro. León coloco su mano en mi cabeza buscando cada vez más profundidad en mi garganta. Me costaba respirar y me ahogue. Me retire por completo.

- ¡Lo siento!- dijo mientras se incorporaba para abrazarme.
- Tranquilo, solo debo acostumbrarme a esto- Respondí.
- ¿Todo bien entonces?- Preguntó
- Si-

            El frío del invierno ya había pasado a un segundo plano. León me beso y tal como yo lo hice, empezó a bajar por mi cuello y pecho. Saboreaba mi cuerpo. Es increíble como esos besos y el roce de sus labios producían espasmos. Llego a mi pene y lo empezó a saborear. Mis gemidos aumentaron, mi espalda se arqueaba de placer. Para ser la primera vez que León estaba en con un hombre, se manejaba en la felación. Sus movimientos empezaron a ser más rápidos. No quería acabar aun. No podía así que lo detuve. Entendió por que lo hacía. Me beso. Ambos estábamos de rodillas sobre la cama. Me acostó boca abajo e hizo que levantara un poco mi trasero. Lentamente paso su lengua por mi ano. Cada uno de esos movimientos me gustaba, era una sensación deliciosa, excitante. La experiencia de León  ayudaba mucho. Solo me deje llevar. Comenzó a dilatarme introduciendo uno de sus dedos. Un grito de dolor lo detuvo y empezó a hacerlo suavemente. Alternaba su lengua y un dedo hasta que se acostumbrara. Luego, fueron dos. El dolor volvió. Por mi mente paso la idea de dejar esto hasta aquí, detener a León y no hacer nada más. Pero aquel pensamiento fue reprimido con la éxtasis del momento. Debía experimentar esto ahora o si no… ¿Cuándo? El dolor fue disminuyendo. Siguió con esos movimientos por varios minutos. Yo sin tocarme, estaba que explotaba. Se detuvo y se recostó sobre mi espalda dejando su pene rozando mi trasero. Sin penetrarme movía su cadera. Me beso el cuello y luego gire mi cabeza para unir mi boca con él.

- ¿Continuo?- Afirme con la cabeza.
- En el velador tengo condones- Levanto una ceja y mantuvo una expresión de duda- Una amiga me incentivo a comprarlos. Sus palabras fueron “Uno nunca sabe cuándo la calentura se va a ser más fuerte”. Se levantó. Encendió la lámpara y lo busco.
- ¡Lo encontré!- Dijo sacando uno de ellos, lo abrió y se lo coloco. Gire mi cuerpo para quedar boca arriba.
- ¿En esta posición quieres hacerlo?- preguntó.
- Sí, quiero ver tu cara.- cerré un ojo. El sonrío.
- Muy bien- Me beso.

            A continuación, levanto mis piernas y las abrí. Mi ano quedaba expuesto a su erección. Coloco su pene en la entrada y lentamente fue introduciendo. Un quejido de dolor lo detuvo. Me miro. De mis ojos salían algunas lágrimas. Era un dolor aún más insoportable que el anterior. Hasta ahora en mi vida no había sentido dolor físico parecido a esto. Bueno esta la contusión en el brazo pero si he de compararlo con algo era con aquel dolor. Ahogo mis gemidos de dolor con un beso y me penetro lentamente. Podía sentir como iba desgarrando cada parte de mi interior. Me abrazaba y besaba. A su vez susurraba en mi oído “tranquilo, pasará”. Pasaron unos minutos y se detuvo. Su miembro estaba por completo en mi interior. Se quedó varios minutos en esa posición, mi ano debía acostumbrarse. Después de un rato de darnos besos, su penetración iba en aumento, sus movimientos eran cada vez más rápidos. Lo rodee con mis piernas. A esas alturas el dolor se iba convirtiendo en placer. León había sido muy cariñoso, digno de una primera vez.  Todo esto iba a quedar en el mejor recuerdo de mi vida. Cada vez me embestía más rápido. Ver su cara, era lo mejor. Demostraba lo bien que lo estaba pasando, demostraba excitación y deseo. Me encantaba. Tal vez en el momento no decíamos nada, pero nuestras miradas lo expresaban todo. Era una conexión especial. A ambos nos gustaba lo que hacíamos. Yo ya estaba en mi clímax máximo, pero quería seguir disfrutando. Aun no era el momento de acabar.

            Con un golpe brusco lo empuje, sin salirse de mi interior, ahora era él quien quedo acostado y yo arriba. Lo bese. Tome las riendas de la situación, ya estábamos en confianza y el dolor ya no estaba presente. Era todo placer. Con el movimiento de cadera comencé el vaivén. Todo sonido que producía el chocar de su cadera con mi trasero era aún más excitante. Si a eso le sumamos los gemidos. Era la combinación perfecta.

-¡Me voy!- dijo León llegando al límite. Me levante y lleve su mano hasta mi pene.
- Vámonos juntos- Respondí. León empezó a masturbarme. Sentía como llegábamos juntos al punto máximo de este encuentro. Sus gemidos se convirtieron en gruñidos y eso más me excitaba. Sentir como aquel hombre me llevaba al clímax. Sus movimientos eran más rápidos, levantó su cabeza y cerró los ojos. Se detuvo y un gran gemido me dio a entender que se había dejado llevar por el placer, dos segundos más tarde acabe en su pecho. Me tomo y me abrazo. Luego me beso. Aun no retiraba su pene de mi interior.

            En ese momento, una mezcla de sentimientos pasaba por mi cabeza. Tal vez todo esto fue producto del alcohol. Pero ya con el pasar de las horas, este ya no era el responsable. Era yo quien había accedido a todo. León ahora me confundía más. ¿Por qué será que me estoy cuestionando todo esto ahora? León es atractivo, pero ¿Me gustará mucho más que Valentín? ¡Valentín! No me había acordado de él hasta ahora. Me imagino que debe estar pasándolo muy bien con aquella mujer. Cerré mis ojos, debía borrar todo esto que pasaba por mi cabeza. Este momento era especial, León era el primer hombre con el cual pasaba algo más allá. Era el primer hombre por el cual me entregaba por completo.

            Retiro su pene de mi interior. Y quede acostado a su lado. Me abrazo tiernamente y me beso. Por la ventana ya podía verse como llegaba el amanecer.

-¿Todo bien?- Pregunto.
- Sí. ¿Te hago una pregunta?- volvió a levantar una ceja.
- ¡Lo que quieras!- dijo y sonrió.
- ¿Has leído Pídeme lo que quieras?- su expresión lo dijo todo.
- No ¿Por qué?
- En el libro, Eric el protagonista siempre le hace esa pregunta a Judith cada vez que se acostaban. Por eso, cuando lo has preguntado varias veces, se me ha venido a la mente que tal vez habías leído aquel libro.
- No soy muy bueno para leer. Aunque veo que tu si.- fijo su mirada en mi pequeña colección de libros.
- Un poco- Respondí.
- ¿Te molesta si voy al baño?
- Ve, luego iré yo.

            León fue al baño y al rato fui yo. Me moje un poco la cara, para refrescarme después de tan genial momento que habíamos tenido. Cuando volví, él estaba acostado nuevamente. Completamente desnudo me uní a él, y lo abrace fuertemente.

-Ha sido la mejor noche en mucho tiempo- dijo. Se detuvo y me beso.
- Para mí igual.
- Muy bien- Me acuno en su pecho y viendo como aclaraba el exterior, nos quedamos dormidos.

            Caminaba por un parque. Se notaba que era un día caluroso. Algunos paseaban a sus perros, otros corrían. Una leve brisa me hacía notar que era un perfecto día primaveral. Recorrí esa alameda, observando todo a mí alrededor. Llegue hasta un gran árbol y me senté a disfrutar de la tarde. Me coloque los audífonos. Fije mi vista en una pareja que se estaban besando. Valentín y aquella mujer no se despegaban. Mi cara se volvía roja, rabia y celos inundaban mi ser. Decidí levantarme y dejar de mirar aquella desagradable situación. Camine un poco más y los volví a encontrar, ahora estaban parados junto a un árbol. Valentín me miro. Sentía su mirada de deseo. Ahora corría, necesitaba alejarme de todos ellos, pero ahora los veía en todos los lugares, sentados al lado de una pileta, en un auto, en una pequeña banca. ¡Qué pesadilla! A lo lejos sentía una música. Un Valentín que estaba cerca dejo aquella mujer y se acercó a mí y dijo:

-¡Daslav!
- No quiero hablar contigo- respondí cerrando los ojos- Era obvio que todo es un sueño, un mal sueño. Necesitaba despertar.
- ¡Daslav, Teléfono!- Esta vez era la voz de León. Abrí los ojos y estaba junto a mí, en mi cama, en mi casa. ¿Fue todo real? ¿Todo lo que hicimos? ¡Dios! Mi cabeza va a explotar. Cortaron el teléfono, pero al cabo de uno segundos volvió a sonar. Me levante y busqué en mis pantalones.
- Es Leandro- Le dije a León- voy a contestar. ¿Alo?
- ¿Cómo termino todo?- Dijo a través de gritos.
- ¿Es necesario que despiertes a todo el mundo a esta hora de la mañana?- Pegunté cerrando los ojos y apoyando mi cabeza en el almohada.
- ¿Esta mañana? Veo que todo salió bien anoche. ¡Das, son las tres de la tarde!
- ¡No te lo creo!- Mire el reloj en la pared. Era cierto.
- ¡Siento que no he dormido nada!- León me movió, abrí los ojos y leí en sus labios “No le digas que estoy aquí”. Le cerré uno de mis ojos en señal de aceptación. Luego se levantó y me dijo “voy al baño”. Salió- ¿Qué tal tu cita?
- ¡De lujo! Es una chica súper simpática.- dijo entre risas
- Y yo que pensé que era mentira.
- De hecho la conocí ayer. A la salida del local- Me gustaba la espontaneidad de Leandro. Ser tan extrovertido le hacía sumar puntos con todos.
- Eres todo un galán-él rio. Yo hice una risa de protocolo. Su voz sonaba tan fuerte que retumbaba en mi cabeza.
- ¿Qué harás más tarde?- pregunto.
- Tratar de sobrevivir a esta caña- Dije. Me sentía fatal.
- Karen irá conmigo al parque para verme practicar en el skate. Pensé que tal vez querías aprender. ¿Te animas?- León entro en la habitación. Pude notar todo su cuerpo a la luz de día. Traía la ropa que dejamos en el piso de abajo.
- ¿Karen?
- Mi cita de anoche. ¡Despierta Das!- rio nuevamente.
- ¡No me grites! Te aviso por WhatsApp.
- Bueno, pero recuerda que no podrás decir que no.
-¿Por qué?- Pregunte
- Porque tú tienes mi skate- Recordé que lo tenía y no iba a poder huir de esta situación.- ¡Oye! ¿Y León?
- No sé- Lo mire a los ojos, él se sentó en  la orilla de la cama- Anoche se fue en un taxi.
- Ah bueno. Más tarde lo llamaré. Daslav nos vemos al rato.
- Okey- Colgué. Cerré los ojos y respire.- Quiere que le lleve el skate al parque más tarde.
- ¿Iras?- pregunto León.
- Si las ganas y las energías llegan a mí. ¿Tienes hambre?- pregunté.
- Bastante. Cerró sus ojos y se tocó el estómago.
- Si quieres ve a ducharte. En el mueble del baño hay toallas. Yo iré a preparar algo para que comamos.

            León entro en la ducha. Por mientras yo prepare unos fideos con salsa. No tenía ganas de preparar algo más extremo. Y realmente no me importaba si él no comía carbohidratos.  Me bebí dos vasos gigantes de agua. Aun así la sed continuaba. Cuando León salió, le dije que por favor no descuidara la comida. Entre en la ducha y permanecí varios minutos bajo el agua. Necesitaba despertar. Necesitaba llenarme de energías. No podía estar con resaca todo el día. Era cuestión de animarse y seguir con el día.

            Me vestí. Me coloque una camisa a cuadros y unos jeans. León puso música, Thinking out laud de Ed Sheeran estaba de fondo.

So, honey, now
Take me into your loving arms
Kiss me under the light of a thousand stars
Place your head on my beating heart
I'm thinking out loud
Maybe we found love right where we are

- Me gusta esta canción- León dio un salto- ¿Te asuste?
- Sí, ¡No lo vuelvas a hacer!- Tenía la mesa lista para comer.
- Es difícil creer que un hombre como tú se pueda asustar.- Camine hasta la cocina para servir la comida.
- ¿Por qué piensas eso?- preguntó acercándose a la cocina.
- Porque al verte, musculoso. Uno cree que no le tienes miedo a nadie.- Se río me abrazo por la espalda.
- Imagino que ya sabes que me gustas aún más de lo que ye me gustabas… ¿Cierto?-
- Lo puedo imaginar. – No quería hablar de sentimientos, pero no podía negar que entre León y yo hay química. Algo que se da muy bien. Cambie rápidamente el tema-¿Comamos?

            León disfruto lo que cocine. Conversamos muchas cosas, pero no volví a tocar el tema de lo que sentíamos, menos de lo sucedido en la noche. Mi cuerpo ya se sentía mejor. La resaca se iba disipando lentamente. Ya eran pasadas las cuatro de la tarde. Decidí enviarle un mensaje a Leandro para confirmar la junta de mas tarde. No podía dejarlo sin su skate, menos si iba hacerse el lindo frente a una chica.

Daslav:
¿A qué hora nos vemos?

Leandro:
Ejale. A las 18.00 hrs. en el parque de los reyes.

Daslav:
¡Groso!

Leandro:
Jajajaj Tráeme un chicle de esos.

Daslav:
Si me acuerdo.

- A las seis me juntare con Leandro- Dije a León.
- ¿Estás seguro que quieres subirte a un skate?
- No, pero igual lo haré. – nos reímos.
- Bueno, ya es hora que me vaya- Se levantó del sillón. Lo imite.
- Leon, yo…
- No hay nada que decir Daslav- Interrumpió.- No puedo obligarte a que sientas más cosas por mí. Pero esto es un comienzo. Así que tranquilo.- Camino hacia mí., me sonrío y luego beso. Nos quedamos quietos en un abrazo.- Me voy. Si no hablamos más tarde, lo hacemos mañana.
- Bueno.

            León se fue. Di por termino una gran noche. Pero aun así no podía dejar de pensar en Valentín. Quizás todo lo que hice fue por despecho. Tal vez fue porque pensé que de este modo iba a eliminar a Valentín de mi cabeza. Que equivocado estaba.

            Me coloque un abrigo, tomé el skate y fui en dirección a ver a Leandro. El frío en el exterior estaba en su cúspide más alta. El sol no abrigaba nada. Me subí al autobús, camine hasta el último asiento. Me coloque los audífonos. Mi fiel celular, me acompañaba con mi playlist a todos los lugares que iba.  Puse play a la canción Wake me up when september ends de Green day y saque mi copia de Buscando a Alaska. Necesitaba saber en que terminaba esta historia. Me identificaba mucho con Gordo.

            Llegue al parque. Me imagine donde podía estar Leandro. Así que camine. A lo lejos lo divise. Estaba con una chica. León me saludo amistosamente. Me acerque a ellos.

- Hola- Dije a ambos.
- ¡Das!- Me abrazo fuerte- Ella es Karen. Karen él es Daslav.
- ¿Cómo están?- Dije a ambos.
- Bien, respondía ella- Se veía  buena chica. Amistosa.

            Estuvimos un buen rato practicando. El resultado fue: Karen era muy buena sobre el skate. En cambio yo era un fiasco. Igual tenía miedo de caerme y romperme un  brazo. Así que espero que con el tiempo pueda mejorar. Alrededor de las ocho caminamos en dirección a un lugar donde comer. Con Leandro todo significaba comer. Así que fuimos a un local de completos. Ya después cada uno se fue a su respectiva casa.

            Fue un día cansador, lo único que necesitaba era descansar. Estaba colocándome el pijama cuando recibí un mensaje.

León:
¿Todo bien?

Daslav:
Todo bien.

León:
¿Te tinca salir a pasear mañana?

            Si bien León era un gran hombre y muy buena compañía, Valentín me daba vueltas en la cabeza. Sin embargo:

Daslav:
¿Dónde y a qué hora nos juntamos?



lunes, 16 de noviembre de 2015

CAPITULO 18


         La mujer que lo acompañaba era hermosa, usaba un vestido negro ceñido al cuerpo.  A simple vista dejaba embobados a todos los hombres a su alrededor. ¿Podrá ser la polola de Valentín? Nunca me lo imagine. Siempre pensé que estaba soltero. Nunca menciono a nadie y más aún dejarme con la duda cuando le pregunte que era gay.

          Camine hacia mi mesa. León estaba ansioso y sonreía

- ¡Lo Hiciste muy bien!- dijo alegre.
- Gracias- Tome de mi trago- Me quede callado un momento. De reojo mire a Valentín que le tomaba la mano a la mujer. Sentí celos.
-¿Pasa Algo? Quedaste mudo- pregunto León.
- No pasa nada- Me bebí todo lo que quedaba del trago. Sentí como el alcohol quemaba mi garganta. No podía dejar que esto estropeara mi noche.
- Nunca he probado el Whisky. Iré por uno.

            Desde la barra veía a Valentín riéndose con aquella mujer. Era inevitable no sentir celos de ella. No podía dejar de observarlos. Ni me dio tiempo de sentir el trago. Rápidamente pedí otro. El alcohol en mi cuerpo estaba elevado.

-¿Qué hago?- dije en voz alta.
- Podrías explicarme que sucede contigo- León respondió detrás de mí.
- Nada. Estoy bien- Trate de no mirar la mesa de Valentín. No quería hacerme notar aun. Ni menos que mi actitud se notara ante León- ¿Qué hora es?- añadí
- Van a ser las tres y media.
- ¿Te tinca si nos tomamos mi premio en mi casa?- dije señalando la canasta que aún estaba en nuestra mesa.
- ¿No tendrás problemas?- Preguntó.
- No se responde una pregunta con otra pregunta. Tranquilo vamos- Me sentía mareado y León lo notó- ¡Quiero seguir compartiendo con mi gran amigo!- El solo se rio y fue en busca de las cosas- Lo seguí.

            Me coloque mi abrigo y saque de mi bolso un gorro. Aun en mi estado etílico, era consciente del frio en el exterior. León se puso su chaqueta de cuero con una bufanda. El llevo el premio. En un rincón, vi el skate de Leandro. En su apuro por salir rápido y dejarme a solas con su amigo, lo olvido. Luego le avisaría que yo lo tenía. Caminamos hacia la salida del local. Para poder salir, teníamos que pasar si o si por la mesa de Valentín con su compañera. Tenía dos opciones 1) hacer como que no lo había visto y caminar rápidamente. 2) Hablarle. Obviamente opte por la primera. León abría el paso, todos lo miraban con el canasto. Algunos decían “Felicidades” Yo solo sonreía. Quería salir lo más pronto posible de aquel lugar. Estaba a unos pasos de Valentín.  Apresure mi caminar.

            Pase victorioso, aunque dos segundos después de llegar a la puerta. Sentí que alguien tomo de mi brazo.

-¿No te enseñaron a decir chao?- dijo Valentín.
- Hola…. emm no te había visto- Dije. El nerviosismo y el alcohol no me dejaban hablar bien.
- Daslav ¿Estas bien?
- Sí. Capitán estoy muy bien- ¿Capitán? Porque dije capitán.
- Yo no te veo bien. Llamare a un taxi para que te lleve- Saco su teléfono del bolsillo
- Estoy bien. No necesito que me cuides todo el tiempo. Me siento un niño de cristal al lado tuyo- Lo mire a sus ojos, esos ojos que me encantan-¡Y no me veas así!
- Según tu ¿Cómo te estoy viendo?- Detuvo su mirada en el skate- ¿Un Skate? ¿Quieres romperte el brazo ahora?- su mirada era seria
-  Veinte días con yeso nuevamente no serían malos. Para poder seguir relajado.  Ah por cierto, aun espero que me vayas a ver- Definitivamente todo lo que había bebido esa noche me daba el valor para decir muchas cosas.
- He estado ocupado.
- Si, puedo notar que estas muy ocupado- La mujer se vino a mi mente- Por cierto, deberías entrar. Te están… esperando adentro.
- ¿Cómo sabes que me esperan adentro si no me viste? - ¡Dios! ¡¿Qué digo?! Inventa algo rápido Daslav. ¡Piensa!
- Emm No creo que hayas venido solo- Eso fue inteligente. ¿Desde cuándo empecé a responder de esta manera en mi mente? Me parezco a Homero Simpson.
- Pienso que muchas veces es entretenido ir a algún lugar solo. La soledad es tu mejor compañía. Acuérdate que te lo dije cuando fuimos al restorán a comer.
- Si aquella vez que me caí y quede manchado.- ¡Bochornos de mi vida!- Ya me voy- ¿Dónde está León?
-Daslav. Si o si llamo el taxi. No dejaré que te vayas en ese estado y más aun con un skate.
- ¡La voz del hermano mayor ha salido!- Su seriedad estaba en su expresión máxima- Te dije que no, de todos modos me están esperando.
- Verdad. Tu amigo León. Yo ya te dije lo que pienso de él.
- Lo sé, pero creo que soy grande para saber con quién o no me junto- sentía mi cara roja. Tenía un poco de enojo - Yo no te digo con quien no debes salir- La puerta se abrió. León entro.
- ¿Sucede algo?- pregunto.
- No, nada. Solo el señor Henríquez quería saber cómo estaba. No lo veía del día del accidente. Le estaba comentando que el lunes vuelvo con toda la energía a trabajar.
- Bien- León no sonreía. El ambiente se volvió aún más tenso- ¿Vamos?
- Si- respondí.
- Les llamare un taxi. Dijo Valentín.
- No es necesario señor Henríquez. Ya lo tengo todo listo- Abrió la puerta- Le diré al chofer que ya vienes- Asentí con la cabeza y León salió
- Ves, no es tan malo como piensas. Deberías darle una oportunidad
- Tu sabes que…
- … te preocupas por mí- termine su frase- porque soy como un hermano menor. -Hice una pausa.- Valentín ha  sido un gusto. Nos vemos el Lunes.- Salí sin mirar atrás. Que te guste alguien, que no es capaz de responder si es gay o no. Que con todas sus atenciones me confunda más. Si le sumamos que dice que “soy su hermano”; y por último que lo veas cariñoso con una mujer ¿No duele? Lo peor que me pasado es tener sentimientos.

            En el trayecto, abrí la ventana para sentir el aire. Necesitaba volver a la realidad. El viento frio me hizo sentir mejor.  El efecto del alcohol desaparecía de apoco. León respeto mi silencio y no dijo nada. El chofer llevaba la radio FM 2, en ella Ricky Martin cantaba Disparo al corazón

Conocerte fue un disparo al corazón
Me atacaste con un beso a sangre fría
Y yo sabía
Que era tan letal la herida que causo
Que este loco aventurero se moría
Y ese día comenzó
Tanto amor con un disparo al corazón

           
            Llegamos a mi casa. Mi madre no estaba. Por su trabajo le toco viajar al sur en representación de su empresa en una convención de productoras de eventos. Regresaría el domingo por la tarde. Hice pasar a León. Se sentó en el sillón. Traje unos vasos, hielo y unos pocillos para poder colocar los snaks

- De lo que se perdió Leandro- dije mientras servía un poco de vodka en los vasos.
- Por apresurarse demasiado- León abría el maní y unas galletas cracker- ¿Puedo fumar?
- Si, total mi madre lo hace siempre.- Me levante y traje el cenicero, me paso un cigarro.-Espérame voy a buscar mi computador- Me levante y fui a mi pieza y volví- ¿Qué canción quieres oír?
- La que tú quieras- dijo.
- Pondré a los Smiths.

            León se las cantó todas. Se nota que era un gran fanático de The Smiths. Solo tomamos el Vodka. Nuevamente me sentía ebrio, pero esta vez éramos los dos. Nos reíamos de algunos videos que buscábamos en Youtube. 
-¡Le mandare un WhatsApp a Leandro para avisarle que tengo su skate!

Daslav:
Leandro. Hay mucho que contar ¿Olvidaste algo? Hablamos

            Era obvio que no iba a responder, ya eran alrededor de las cinco de la mañana. Hace tiempo que no carreteaba hasta tan tarde. No tenía sueño, me sentía muy despierto. Le propuse a León ver una película, así que buscamos una en internet. Un tema que teníamos en común con León era que a ambos nos gustaba el universo Marvel, así que vimos Los Vengadores: La era de Ultrón. No había tenido la oportunidad de verla en el cine.

            La pelea entre Hulk y Iron Man con su mega armadura me tenía nervioso, impaciente de saber que iba a pasar. En ese minuto León se levantó para ir a buscar su abrigo.

-¿Tienes frio?- le pregunte.
- Si, un poco.
- Iré por una manta- Coloque pause y fui por mi frazada. Al regreso me senté más cerca de León y nos cubrimos. Nuestras rodillas se rozaron. Puse play y continuamos viendo la película.
- ¿Sabías que en los comics la Bruja escarlata  y QuickSilver son hijos de Magneto?
- ¿Enserio?
- Si, pero no se le nombra acá. Porque los X-Men son de la propiedad de la cadena FOX. En cambio Los Vengadores Son de Disney.
- Ese dato no lo sabía.

            Pasaron unos minutos más y me sentía cómodo junto a León. Me acerque más para sentir su calor. Volteo su rostro su rostro hacia el mío. Lo observe sin quitar mi vista de la de él. Bajo la frazada tome su mano y entrelazamos los dedos tal como ese día en el centro de ski.  Esta vez, yo no estaba paralizado, era yo quien tomo la iniciativa. Mis manos estaban frías. León tomo mi otra mano y soplo sobre ellas para darme abrigo y luego me sonrió. Nuestras miradas expresaban demasiado.  Sentía como el calor y la excitación se iba apoderando del mi cuerpo. Sin importar acerca que mi labios a los suyos y lo besé.

            Puso sus grandes manos en cada una de mis mejillas para que yo no pudiera soltar esa conexión que estábamos creando. El beso era intenso, apasionado. Me hizo olvidar completamente de la película. Cerré mis ojos y me deje llevar. Con movimiento de sus labios llegaba una caricia en mi pelo, en mi espalda. Si bien no era mi primer beso, yo no tenía experiencia en qué hacer con las manos. Así que me senté en sus piernas y lo abrace por el cuello, mientras él me apretó con sus fuertes brazos por la espalda. Nos besamos por varios minutos. Y nos detuvimos. Abrí lentamente mis ojos. León me miraba y sonreía. Se veía feliz.

-¿Todo bien?- Pregunto
- Sí. Todo bien.
- Ni te imaginas cuanto he deseado esto- dijo León apretándome aún más fuerte.
- León, Tranquilo. Me estas apretando fuerte.
- Lo siento, es que no quiero soltarte. No quiero que acabe este momento.. Hubo un silencio y besamos nuevamente

            La experiencia de León me gustaba. Sus besos se iban intensificando. Cada vez era más fogoso. Y eso me gustaba. Beso mi cuello, me apretaba contra su cuerpo. La temperatura corporal subía cada vez más. Nuestros labios se juntaron nuevamente. Su boca sabía a vodka naranja. Mi lengua masajeaba la suya. Esta vez yo le di besos en el cuello, pude escuchar unos leves gemidos. Prueba de que lo que hacía le gustaba. Se sacó su chaqueta y a mí el abrigo, con todo el calor era obvio que ya sobraba un poco la ropa. Tenía una mezcla de olor a cigarro y perfume. Mezcla que no era mala, al contrario era aún más excitante. Por encima de su camisa toque su duro pecho y sus brazos. Sentía curiosidad de tocar sus abdominales. Mientras nuestras bocas estaban unidas empecé a desabrochar lentamente cada uno de los botones de su camisa. La abrí y se la saque. A continuación coloque mis manos  sobre su cálida piel, con la yema de mis dedos rozaba su cuerpo. Su beso se detuvo y sin abrir sus ojos estiro su cabeza hacia atrás. Le di un beso en su pecho.  Cada beso que le daba venía acompañado de un gemido de satisfacción. Tomo mi chaleco y mi polera, con un solo movimiento los retiro. Ambos quedamos con nuestro torso descubierto. Nuestros cuerpos se juntaron. Al igual que nuestros labios.

-¿Vamos a mi pieza?- Le dije en medio de besos
- ¿Estás seguro?- pregunto.
- ¡Que te dije de responder a una pregunta con otra?
- Esta bien, vamos.

De la mano lo lleve a mi habitación. Cuando nos sumergimos una vez más en los besos apasionados, me empujo sobre mi cama, se subió sobre mí. Besaba mi boca, mi cuello y mi pecho, haciéndome sentir un cosquilleo por todo mi cuerpo. Yo por mi parte trataba de recordar todo lo que había aprendido con los videos de pornografía que había visto en internet.  León tomo una de mis manos y la llevo directamente hacia su erección. Toque por sobre el pantalón, sus gemidos ya se hacían cada vez más fuertes. En otro movimiento rápido saque mis zapatillas y él sacó sus zapatos. Giramos nuestros cuerpos quedando yo encima de él. León poso sus manos por sobre mi trasero, apretándolo con gran fuerza. El nerviosismo se apoderaba de mí. Por un lado quería seguir con lo que estábamos haciendo, por otro, el temor de no saber qué hacer, rondaba en mi mente. Más allá del grado 2 no había pasado. Solo llegaba a las caricias y toqueteos fogosos.

- ¿Todo bien?- Volvió a preguntar León.
- Tienes que saber algo- Lo mire a los ojos- Soy virgen - León sonrío.
- Daslav, esta es la primera vez  que estoy así con un hombre. ¡Somos primerizos!- Se río
- He visto cosas por internet, pero de la teoría a la práctica, hay un gran paso.- Mi cuerpo temblaba, mezcla de nerviosismo y frío.- ¿Metámonos a la cama? Tengo un poco de frío.
- Bueno, si note que temblabas.

            Nos quitamos los respectivos pantalones y nos quedamos solo en bóxer. Me recosté de espalda a su lado y León me volvió a abrazar. Podía sentir su inminente erección, su cuerpo me daba todo el calor que necesitaba. Era una sensación agradable estar acostado con alguien. Aun no tenía claro lo que sentía por León. Lo que si me había hecho olvidar a Valentín con esa mujer… hasta ahora.

            Nos quedamos callados. León me hacía cariño en mi pelo con una mano, con la otra acariciaba mi brazo. 

- ¿Quieres llegar más allá?- me pregunto al oído y luego me dio un beso en el cuello. Sentí escalofríos
- ¿Tú quieres?-
- Se supone que uno no debe responder una pregunta con otra- río y me dio un beso en el hombro.