Los días pasaron, algunos más lentos
que otros. Como en la semana estaba en el Hotel, los sábados tenia clases. En
la universidad, Isabella era la reina, por ende no me prestaba atención. Eso
era algo bueno, ya que tener contacto con ella en la semana y verla los
sábados, era agobiante. El domingo pasó a ser el mejor día de la semana.
En
clases, Javiera se convirtió en una de mis mejores amigas. Me contaba acerca de
su experiencia en el otro Hotel, le encantaba. Ella estaba en la recepción y ya
había tenido que tratar con extranjeros. Lo más difícil hasta el momento era
intentar entender lo que un coreano quería decir. Le conté mi situación, y sus
palabras fueron “esta historia es mejor que una teleserie”. Ambos pensábamos
que toda la actitud que tenía Isabella conmigo era solo un capricho de una niña
consentida. El consejo de Javiera era que no le prestara atención, pero que no
debía bajar la guardia con ella.
Los
turistas llegaban en una semana desde New York. Este era el evento más esperado
para el directorio del Hotel, para todos en general. Para mí era algo que iba
poner a prueba mucho de mis conocimientos. Valentín cito a todo el departamento
de turismo a reunión para afinar los detalles.
-Anita, usted junto a Daslav y la Srta. Rosasco
acompañaran al grupo al centro de Ski Blanca Montaña - dijo Valentín - Diego se
quedará aquí en el Hotel para ver que las demás actividades se mantengan.
- No hay problema- respondió Anita.
- Como es sabido por todos ustedes. Esto es de
gran importancia para nuestro Hotel así que confío en que harán todo muy bien.-
detuvo su mirada en mí y me brindo una sonrisa perfecta. Definitivamente Valentín
me gustaba mucho, pero me da miedo hacer algo para que él lo note porque es
obvio que yo no le gusto, solo es una linda amistad o una buena relación de
jefe a subordinado.
- Esperemos que Daslav no lo arruine – dijo
Isabella. Todos giraron su vista de Isabella hacia mí.
- ¿Según tú, por qué debo ser yo el que cometa
un error?- pregunte. Cerré mis puños bajo la mesa para enfocar mi rabia en
ellos, ya me dolían.
- Es un decir, no te enojes Daslav… ¿O debo
decir Das?- ¿Cómo se ha enterado que me han puesto Das? Mire a Diego que desvió
su mirada al techo. Él debe haberlo escuchado de Leandro.
- Daslav, es mi nombre- respondí cortante. Fije
nuevamente mi mirada en Valentín que me miro devuelta sin entender que pasaba.
- Bueno, regresen a sus labores. Si necesito
algo más se los haré saber
Todos
salieron de la oficina de Valentín, yo me dirigí a mi escritorio. Saque la copia de los folletos que había
traducido para echar un vistazo. La voz de Valentín me tomo por sorpresa.
-¿Pasa algo entre tu e Isabella? ¿Algún mal
entendido?- me preguntó. No quería meterlo a él en este problema.
- No nos llevamos del todo bien- Valentín se
acercó a mí y coloco su mano sobre mi hombro.
- Sabes que puedes contar conmigo. ¿Puedo
ayudar en algo?
- Tranquilo, no pasa nada – Que se preocupe de
mi es algo que me confunde mucho. Dejo su mano unos minutos en mi hombro. Mi
corazón se estaba acelerando y mi cara se estaba sonrojando. Valentín se dio
cuenta sonrío, él sabía que me gustaba, hacia todo eso para provocarme y lo
estaba logrando.- Iré a ver si Anita necesita algo.
- Muy bien. Eso me gusta ¡INICIATIVA!- me
gritaba mientras caminaba hacia su escritorio.
Entré
en el ascensor. Saque mi teléfono y revise mi Facebook. Tenía solo un mensaje:
Javiera:
Daslav, espero tengas una semana genial y que
no te importen lo que diga y haga esa pendeja de Isabella. Haz tu trabajo lo
mejor posible y si quedas en ese Hotel será la mejor forma de derrotarla.
Cuando lo hagas me envías una foto de su cara porque esa ¡Hay que enmarcarla
para el recuerdo! Nos vemos.
Daslav:
¡Javi! Créeme que serás la primera en saber cuál
fue su reacción. ¡Gracias por tus palabras! Nos vemos en clases.
De
camino a la oficina de Anita, decidí pasar a saludar a Leandro. Ahí estaba él,
se veía muy serio hablando con León. Leandro me vio y toco el brazo de León con
su mano. León se detuvo y me miro. Ambos se quedaron callados cuando llegue a
su lado. ¿Muy extraño… o no?
- Hola- dije mirándolos a los dos.
- ¡Das! ¿Cómo estás?- Leandro respondió
colocando su mejor sonrisa. La de siempre.
- ¿Qué tal?- dijo León muy serio.
- Yo muy bien- me hice el desentendido, como
que no note que hablaban algo- Tengo una noticia importante, pero te la
comentare en el almuerzo - Dije mirando a Leandro- ¿Comemos juntos cierto?
- ¡Por supuesto! Pero hoy nos acompañará León-
Coloco una sonrisa maliciosa. A León solo lo había visto un par de veces,
incluyendo la vez que salimos juntos del Hotel. Aun no existía esa confianza
que tenía con Leandro, pero no me incomodaba que comiéramos juntos. Ellos eran
muy buenos amigos.
-¡Genial! Nos vemos luego, voy a la oficina de
Anita.
- Nos vemos luego- dijo Leandro.
Seguí
mi camino, sin voltear. Aquí está sucediendo algo que debía descubrir luego.
Llegue a la oficina. Golpee y entre. Solo estaba Anita.
- Daslav, pasa.
- Anita ¿Necesita que le ayude en algo?-
pregunté
- Si, justo te iba a llamar. Todos iremos al
Centro de Ski cuando lleguen los huéspedes. Antes de eso tienes que ir a dejar
estos documentos. Son un tanto quisquillosos los de ese lugar, así que no
quieren que se los envíe por correo electrónico. Además desean que alguien de
aquí vaya para conversar unos temas acerca de las clases, y el recorrido que
tendrán. Yo no puedo ir ya que tengo una reunión más tarde. Te servirá para conocer el lugar.
- ¡Genial!- debo admitir que me sentí
importante. Que Anita me encomendara esta labor antes que a Isabella, era una
recompensa por lo que he hecho- Pero… ¿Cómo llego?
- No te preocupes, le he pedido al estafeta que
te lleve. Así que a las tres de la tarde debes estar en los estacionamientos.
- Perfecto, ya son la una y media. Iré a comer
para luego alistarme. – dije muy animado.
- ¡Buen provecho!- añadió Anita
El
almuerzo estaba delicioso. Comí lasaña de verduras. Leandro eligió el pastel de
papas. Le robe un poco y al igual que mi plato era riquísimo. Leandro Me
explico que León tuvo que hacer algo. Y no nos acompañaría. León era un tanto
misterioso. Cuando hablamos el otro día, cuando salimos del trabajo. Se notaba
muy serio aunque su trato siempre fue amable. Pero la seriedad ganaba. Aun así
me caía súper bien.
-Iré al centro de Ski Blanca Montaña, junto con
los huéspedes de New York- Le dije muy entusiasmado a Leandro.
- ¡Pero que notición!- dijo con su natural
sonrisa- Me alegro Das, vas avanzando mucho.
- Lo Malo que Isabella también va- su cara paso
de mucha alegría a seriedad completa.
- ¡Capaz que te tire desde un barranco!- Ambos reímos
con su chiste…. ¿Era chiste… verdad?
Terminado
el almuerzo, fui a mi oficina. Valentín no estaba. Supongo que Anita le aviso que
no estaré en toda la tarde, de igual forma le deje un papel en su pantalla.
Anita me ha encargado
una misión:
Iré al centro de Ski.
Deséame suerte
Daslav
Fui
a mi escritorio para buscar mi bolso con mis cosas. Valentín entro en la
oficina.
-Das… ¿Todo bien?
-¿Me has dicho Das?
- Me gusto cuando lo menciono Isabella hoy en
la mañana.
- Para todos es más fácil. Leandro me nombro
así y veo que se ha ampliado. ¿Anita te aviso que me ausentare en la tarde?-
pregunte mirándolo directo a esos lindos ojos.
- Me ha informado de todo esta mañana, de hecho
fui yo quien propuso tu nombre para que fueras hoy- levanto una ceja y luego
cerro uno de sus ojos.
- Mmmm Gracias- me he vuelto a sonrojar.
Valentín
camino a en dirección a su escritorio. Lo observe de reojo y lo vi tomar el
papel que le deje en el computador, se limitó a hacer una sonrisa y lo pego un
poco más abajo ¡Este hombre me gusta! Hace tiempo que no me gustaba alguien de
esta forma. Aunque sea poco tiempo de saber que existe, siento que ya lo conozco
de hace mucho. A mi mente se vino el recuerdo de una frase de la película “Un
zoológico en casa” cuando Matt Damon le da un consejo a su hijo “Todo
lo que necesitas son 20 segundos de coraje irracional. Literalmente coraje
irracional. Y te prometo que obtendrás algo magnífico”. Me levante de mi silla y camine en
dirección a Valentín. Él estaba concentrado en su computador.
-¿Valentín?- Mi cara seguía roja. Mis manos
temblaban excesivamente. Mi estómago se contraía. Mi cuerpo entero tiritaba.
Pero debía hacerlo. Necesito saber si realmente existe una posibilidad de intentar
algo con él. Siempre me ha costado expresar lo que siento, solo necesitaba
estos 20 segundos.
-¿Daslav?- quito su mirada del computador me
observo. Sus ojos se conectaron con los míos. Ya estaba en esta situación, no
podía esperar más tiempo. ¡Es ahora o nunca!
- Necesito hacerte una pregunta- Si me hubiesen
tomado un electrocardiograma, el informe demostraría que estoy a punto de
sufrir un Infarto
- Dime- Sus expresiones demostraban
incertidumbre. ¡Vamos Daslav! ¡Tú puedes!
- Valentín, en este tiempo que nos hemos
conocido. Me he dado cuenta de algo. Tú me… -Me detuve al escuchar que alguien golpeaba la
puerta.