jueves, 24 de diciembre de 2015

CAPITULO 24


-¡AYUDA! ¡NO PUEDO SALIR!- Grite muy fuerte y varias veces, pero nadie llego. No sabía que pasaba a fuera ni cuantos grados tuvo el temblor.

            Las horas pasaban y pasaban. La oscuridad me envolvía. Estaba aterrado. Varias veces más grité pero nadie llegó a auxiliarme. Trate de calmarme, pero era muy difícil hacerlo. Cerraba mis ojos y al abrirlos intentaba despertar de esta pesadilla, pero no podía ver ni las palmas de mis manos en las sombras del ascensor. Me senté en el piso a esperar.

            Intente recordar el poema que Valentín me recitó. Nadie sabe que estoy aquí. ¡Qué manera de empezar este lunes!

-Daslav, Podría ser mucho peor- Me pregunte a mí mismo en voz alta. Me sentí estúpido hablando solo, pero nadie me escuchaba y quien sabe cuántas horas más estaré atrapado aquí. En un grado mínimo, esto era reconfortante- Imagínate podrías estar con Isabella atrapado.- Me reí a grandes carcajadas, era víctima de la ansiedad por salir.

            A pesar de la oscuridad y el silencio, me quede tranquilo. Me acordaba de lo que le hice a Valentín en la oficina, y lo que podríamos estar haciendo ahora, pero aquí estoy hablando conmigo mismo en un ascensor. A oscuras busque una de las esquinas del elevador para poder apoyarme y sentirme un poco más protegido. Al cabo de unos minutos me quede dormido.

            En mi sueño todo seguía muy oscuro, pero sentía que el ascensor se movía lentamente hacia abajo, pero iba aumentando su velocidad rápidamente. Las luces de los botones se encendían y se apagaban. La música de fondo se escuchaba, pero solo era el sonido de la interferencia, como el sonido de la televisión cuando la señal del canal se ha acabado. La caída veloz del elevador me estaba asustando. Mi corazón se aceleraba aún más con todo el movimiento. Las luces se encendieron, el piso se volvió transparente y podía ver el fondo. Mi momento había llegado. Con la velocidad mi cuerpo se elevaba. Estaba a punto de llegar al fondo…

-Daslav ¡Hey Das!- Un susurro en mi oído me despertó. Lentamente abrí los ojos pero la luz encandilaba y tuve que cerrarlos nuevamente. – Tranquilo cariño ya paso- ¿Cariño? ¿Valentín?

            Mi corazón latía muy fuerte, aun con mis ojos cerrados lleve mi mano derecha a mi corazón. Creía que si colocándola ahí se iba a calmar más rápido. La pesadilla era muy real, había visto mi muerte. Abrí lentamente los ojos y lo vi. Su cara de preocupación daba lugar  a su sonrisa. Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo abracé. Esa cercanía, ese abrazo me dio la seguridad que necesitaba después de tan aterradora experiencia. Llevaba mucho tiempo reprimiendo el modo de desahogarme, con toda esta emoción, lloré.

            Las lágrimas brotaban como si hubiesen estado resistiéndose por años a salir. La última vez que lo hice fue para el funeral de mi padre, pero esta vez me deje llevar. Valentín me abrazo fuertemente y yo no quería soltarlo.  Me ayudo a levantarme y caminamos hasta una de las sillas que había en el pasillo. Había otras personas, supuse que eran los de mantención. Mis lágrimas aun salían, pero estaba más calmado. Me daba vergüenza que me viera llorar. Odiaba sentirme vulnerable frente a los demás. Siempre he intentado mantenerme fuerte a todas las situaciones, aunque por dentro estuviera hecho pedazos. Valentín se arrodillo frente a mí, llevo sus manos a mi cara y levanto mi cabeza para que pudiera verlo directamente.

- Ya paso todo. Tranquilo.- beso mi frente.
- ¿Qué hora es?- pregunte desorientado. Valentín miro su reloj.
- Son las tres de la mañana.- ¿Cómo nadie me encontró antes?
- Perdí la noción del tiempo ahí dentro. ¿Cómo supiste que estaba ahí?
- Te llame varias veces y me estaba preocupando. Te fui a ver a la casa y no salió nadie.- Tomo aire- Después del temblor mi reunión se canceló. Yo no estaba en el Hotel, me imagine cualquier cosa.
- Se me había quedado el teléfono.- dije. Me enderece en la silla. Me dolía la espalda. No es recomendable dormir en el suelo de un ascensor, mucho menos tener una pesadilla dentro.
- Seguí insistiendo con tú móvil, pero nada. Así que vine alrededor de las doce a buscar el número de Leandro en los datos del personal de Hotel. Tal vez él sabía algo de tu paradero.- ¿Están los datos de todos en el sistema? Me sentía realmente cansado ahora. Bostecé. – Escuche un sonido extraño, como de un teléfono descargándose. Y lo vi en tu escritorio. Baje a donde los guardias para preguntar si te habían visto. Me dijeron que vieron entrar a alguien en el ascensor pero no sabían quién era. Así que llamamos a los técnicos de urgencia. Tenía todas las esperanzas de que fueras tú el que estaba adentro.
- ¡Wow! De verdad estabas desesperado buscándome
- Daslav ¡Cómo no iba a estarlo! Los técnicos no podían abrir el ascensor, el corte de luz quemo unos cables y había que reemplazarlos antes. Luego pudieron abrir y ahí estabas tú, acurrucado en el suelo.- Acaricio mi rostro- Te veías tan tierno ahí.
- ¿Tierno?- Las imágenes de mi pesadilla volvían a mi mente-¡Fue la peor experiencia de mi vida!
- Vamos a dejar eso en el pasado ¿Ya?- Asentí.- Te iré a dejar a casa. Tú madre estaba muy preocupada.- ¡Mi madre!

            Mi celular estaba completamente descargado. Valentín llamó a mi madre para decirle que ya íbamos en camino. Imagino que cuando fue a buscarme a casa ella debe haberlo dado su número. La música era relajante, pero mi cuerpo me dolía bastante por haber dormido en el suelo.

- Debo avisarle a Leandro que estoy bien. Debe estar preocupado igual que mi madre.- dije mientras acomodaba el asiento para poder acomodarme mejor.
- Cariño, yo le aviso luego- Es raro que me diga cariño a cada rato.

            Llegamos a casa y mi madre corrió a abrazarme. Aunque fueron solo algunas horas de ausencia, fue como si no me hubiese visto en años. El temor de perderme se reflejaba en su mirada.

- ¡No vuelvas a olvidar tu teléfono!- me retó.
- ¡Mamá! No me rete en frente de mi jefe- Abrió sus ojos impactada por lo que le había dicho y luego dirigió su vista a Valentín.
- ¿Es su jefe?- preguntó olvidándose de mí.
- Emmm un poco.- Lo mire ya que había imitado mis palabras.- Per tranquila rételo todo lo que pueda.- Cerro uno de sus ojos y sonrío.
- Pase, no se quede allá a fuera. Esta helando. ¿Le ofrezco un café?- Se veía nerviosa.
- No se preocupe Sra. Carmen. Ya es tarde o muy temprano… Hay que trabajar.- Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.-
- Buenas noches joven… Señor….  ¡Usted!- Madres, siempre te hacen pasar vergüenzas.- Buenas noches.- Se dio vuelta hacía mi- Hijo éntrese luego que hace frío.
- Si mamá.- Se metió a la casa diciendo en voz alta “Es su jefe”.
- Tu madre es muy simpática- Me dijo Valentín acercándose a mí.
- Un poco- dije. Me tomo las manos. Estaba caliente.
- ¡Estas Helado!- Llevo mis manos a su boca y soplo con su aliento para que entrará en calor.- No vayas al Hotel más rato. Tienes el día libre.
- Debo ir. Tengo mucho pendiente que hacer-  Beso mis nudillos. Si sigue haciendo eso, definitivamente terminaré enamorado de él.
- ¿Puedes aunque sea una vez hacerme caso?- apretó mis manos. Puse mis ojos en blanco.
- Bien. No iré.
- Eso quería oír.- Miro a ambos lados para asegurarse que no había nadie alrededor. Soltó mis manos y sujeto mi cabeza para que no me moviera. Nuestros labios se juntaron. Su beso me hizo olvidar todo, desde la pesadilla hasta el frío de la noche. – Ahora entra, antes que tu madre se enoje más.

            Valentín se fue. La necesidad de tenerlo cerca. De sentir su presencia, me estaba inundando. Ya lo extrañaba.

            Me fui directo a la cama. El cansancio era superior al hambre que sentía. Coloqué a cargar el teléfono. Pude ver las 50 llamadas de Valentín, 30 de mi madre y 23 de Leandro. WhatsApp estaba repleto de mensajes. Para sorpresa mía, había uno de León.

León:
¿Dónde estás? Estamos todos preocupados de ti. Da señales ¡Por Favor!

            Leandro tuvo que preguntarle si me había visto. Les envíe un mensaje diciendo que estaba bien. No tenía ganas de repetir la historia, al menos no más por hoy. Deje cargando el teléfono apagado y me dormí.


La alarma sonó como todos los días. ¡Terrible! Si mi cuerpo ya me dolía antes de acostarme, ahora estaba peor. La apagué e intenté seguir durmiendo, pero no pude. Es algo clásico de mí. Estaba dando vueltas a todo lo que paso el día anterior. Las palabras de Isabella, lo acontecido en la oficina con Valentín, y sobre todo mi encierro en el ascensor ¡Emociones extremas!

            Mi madre se fue a trabajar y quede solo en la casa. Ya estaba acostumbrado a estarlo. Era consciente de que no podía decir nada ya que desde que mi padre murió, ella se transformó en el único sustento del hogar. Por esta razón era muy independiente y no necesitaba que estuvieran controlándome. Siempre tuve libertad para hacer y no hacer las cosas.  Encendí el teléfono porque ya era hora de conectarme con el mundo. Solo una notificación llegó:

Leandro:
Con tu mala suerte ya nada me sorprende. Descansa. Te quiero.

            ¿Leandro me quiere? El sentimiento es reciproco. En tan poco tiempo ha demostrado que es un gran amigo y sobre todo una gran persona. Ha estado conmigo en todo momento y nunca le ha importado que sea gay.

El resto de la mañana no hice más que flojear y hacer zapping, al final coloque música. El sonido del timbre me distrajo. Baje corriendo para ver quién era… ¿Valentín? ¿A las 11 de la mañana? Abrí rápidamente.

- ¿Qué haces aquí?- pregunté curioso.
- ¿No te alegras de verme?- dijo mirándome de pies a cabeza. ¡Qué vergüenza! Olvide que no me había ni levantado- Lindo pijama. ¿Puedo pasar?
- Si.- llevaba un abrigo negro y una bufanda roja. -¿No fuiste a trabajar?
- Fui a resolver unos asuntos, y me he tomado el resto del día libre- ¡Qué coincidencia!- ¿Tienes algo que hacer hoy?
- Nada- Aunque hubiese tenido algo agendado, esta oportunidad no me la pierdo.
- Tengo el panorama perfecto, pero primero… deberías cambiarte. Aunque debo admitir que me encanta verte en pijama- ¡Dios! ¡Estoy colorado!
- Me voy a duchar, ponte cómodo- Salí corriendo al segundo piso.

            ¿Panorama perfecto? ¿Qué será? Me duche lo más rápido que pude y me vestí. Cuando baje, Valentín estaba observando mi cuadro recuerdo de cuarto medio.

- No has cambiado nada. – dijo mirándome.
- La herencia nortina.- Valentín levanto una ceja.
- ¿Cómo es eso?
- Nací en Calama. Nos trasladamos por trabajo de mi padre y bueno nos quedamos para siempre.
- ¿Quieres decir que están solos aquí ustedes dos?
- Exacto. Al principio fue difícil el cambio, ya luego fue cuestión de acostumbrarse. Estoy listo.
- ¡Genial!- Salimos de la casa y nos subimos a su auto. Como siempre ese leve olor a chocolate me recibía. Era tan embriagador como el olor que siempre tenía Valentín.- Pondré la calefacción.
- ¡Ya! Porque hace mucho frío.- Le tome la mano para que sintiera como mis manos estaban heladas.-¿Cuál es el panorama?
- Vamos a Viña del Mar.
- ¡Bacán! Creo que nunca he ido en invierno.- comenté. Hace como dos años que no iba y siempre lo hacía en verano.

            Valentín trataba de no soltar mi mano en todo el camino. Como si yo me fuese a bajar en cualquier minuto. Me sentía protegido por él. Este paseo no estaba nada mal para olvidar el numerito de anoche. A ratos no hablábamos. Yo me dedicaba a observar el paisaje. Este hacia contraste con las grises nubes que anunciaban la pronta lluvia en la costa.

- ¿Tienes que hacer algo importante allá?
- Ya lo estoy haciendo- ¡Dios! ¿Alguien habrá muerto por una sobredosis de sonrojo?
- ¡En serio!- desvíe mi vista a una casa que tenía algunas vacas junto a ella. Valentín soltó unas carcajadas.
- No seas tan cuadrado. -¿Cuadrado?- ¿Acaso no podemos hacer algo espontaneo?

            Viña del Mar, la ciudad bella. Se escondía entre la llovizna y el sonido del Mar. La Gente caminaba rauda a para evitar empaparse. Aun así, mi sueño era verla en un día así. En el interior del auto, el calor llegaba a ser adormecedor, pero de solo pensar en frío del exterior me hacía sentir a gusto.

-¿Tienes hambre?- pasábamos por fuera del Mall Marina Arauco.
- Un poco- En realidad tenía bastante, pues no tome desayuno. Como si hubiese estado en alguna caricatura mi estómago rugió delatando mi estado de hambruna.
- ¿Un poco?- nos reímos. -Vamos a almorzar.

            Nunca pensé que iba a entrar al restaurant La Barquera en el casino. Era un lugar hermoso. Valentín saludo a muchas personas, era muy conocido en aquel lugar. Nos sentamos cerca de un gran ventanal para poder observar el mar y nos entregaron la carta.

- ¿Vienes muy seguido?- Miraba atento todos los platos.
- Cuando tengo tiempo. Es que aquí hay mucha gente que conozco desde que era pequeño. Yo nací acá.
- Mira tú. Viñamarino- Asintió.
- ¿Y porque te fuiste a Santiago?- Yo me hubiese quedado para siempre aquí.
- A veces uno tiene que cambiar de aires. Tal vez empezar de cero.
- Entiendo.- De momento no quise indagar mucho, así que cambie de tema- ¿Hay algo que no tenga pescado o mariscos?
- Estamos en la costa. Todo tiene pescados y mariscos.
- ¡Los detesto!

            Valentín como se manejaba en el lugar ordenó Tonno & Quinoa para él, que era atún rojo de la Isla de pascua grillado, risotto de quinoa, vegetales y palta molida. Se veía rico, si no fuera por el atún. Para mí, Vitello al Forno, correspondía a carne de res acompañada de papas rellenas con panceta hongos y vegetales asados. Sinceramente era lo más rico que había probado hasta el momento.

            Fue un momento maravilloso en compañía de Valentín y lo mejor que no hubo caídas o algo que me avergonzará.

            Después de comer fuimos a pasear por la ciudad. La lluvia impedía bajarnos y observar detenidamente los hermosos atractivos, pero no me importaba. El reloj de flores y sus colores se lucía con el contraste del día. Pero pasar por el Castillo Wulff, fue mágico.

- Ahora debo ir a casa a dejar unas cosas.
- Bueno- Valentín dobló por unas calles. Ya no supe por dónde andábamos- ¿Quién vive en la casa? ¿Tu madre?
- Nadie. Mi madre vive conmigo en Santiago. No la podía dejar sola después de lo que paso con Diana. Fernando en Barcelona.
- ¿Y tu padre?- Nunca oí mencionar de él. Bueno, nunca escuché nada acerca de su familia.
- Cuando Diana nos dejó, mi padre se refugió en el trabajo. Entendía completamente su actitud, pues era su forma de sobrellevar el duelo. Pero se alejó de nosotros. Un día dijo que tenía que emprender un nuevo negocio en New York y ya después no volvió. Mis padres se separaron, pero aún mantienen una buena relación. Ambos entendieron que la muerte de mi hermana no fue culpa de ellos, pero si se dieron cuenta de que no podían seguir juntos.- ¡Wow! Esta familia sí que es rara.- Ahora mi madre está con él.- ¿Juntos?-No le gusta el invierno, por eso se va donde mi padre.- Mi cara de asombro me delato- Sé que suena raro, pero así son las cosas.
- Lo bueno es que se mantienen una buena relación.
- Exacto.- Se estaciono frente a una hermosa casa- llegamos.

            La casa era de dos pisos. Su fachada de color azul y tenía un gran jardín.  Su interior estaba adornado con muchos objetos del mar. Hacía mucho frio adentro, pero aun así era muy acogedora.

- Le pago a un  antiguo amigo de mi madre para que venga a ver la casa y cuide de las plantas. Esta la usamos para escapar de la ciudad en el verano.
- ¡Genial!
- ¿Puedo recorrerla?- lo mire.
- Si me das un beso- Me tomo de la cintura y me acerco a él.- No sabes cuánto he estado esperando este momento.
- Eso no se pregunta…- En mi mente termine la frase, pues mis labios estaban ocupados con los de Valentín.

            Me olvide de la casa. Lo único que pensaba era en él y como sus manos recorrían mi cuerpo. Sus caricias, abrazos y besos me hacían sentir en las nubes. Sus manos se posaron en mi rostro para mantener nuestro beso. Se detuvo y nos miramos detenidamente varios segundos sin decir palabra alguna. Sus ojos eran hermosos. Me sonrío y fue inevitable no temblar por el nerviosismo.

- Cariño, ¡Estas temblando!- Me abrazo fuerte.
- Tengo frío – Mentí y él río.
- Ve a recorrer la casa. Yo encenderé la calefacción.

            Subí al segundo piso. Había cuatro habitaciones. ¿Cuál será la de Valentín? Entré en la primera. El color rosado de las cortinas me hizo suponer que era de Diana. Sé que no debía, pero igual pasé. Era sencilla. Tenía un mural y ahí estaba ella. Tenía el pelo rizado, las mismas facciones de Valentín y Fernando. Había fotografías con otras chicas, me imagino que eran sus amigas. Lo que llamó mi atención fue que en el centro, había una foto de ella y León.

- Ella es mi hermana- Su voz me asusto.
- Lo siento. No debí entrar.
- Tranquilo, siempre entro aquí para sentirme cerca de ella.- podía ver nuevamente el dolor en su mirada.
- Ella estaría orgullosa de cómo has llevado todo. Sé que te cuida. – No quería verlo triste. Me sonrío y abrazo.
- Cada día me gustas más.- ¡Le gusto! ¡Le gusto!- Respondí con un beso.- ¿Quieres conocer mi habitación?
- Bueno- Me sonroje. Tomo mi mano y me llevo a la última puerta. Entramos. Era gigante, de dos ambientes. En uno tenía su cama de dos plazas, en el otro estaba su escritorio, su televisión. Lo que más me encantó, un gran estante lleno de libros.
- Para que veas que yo también Leo.
- Como lector me das mil patadas.- reímos.
- Para mí eres el mejor lector.
- ¡Deja de coquetear conmigo!
- Nunca, cariño, nunca.- Se acostó en su cama y me llamo. Me acurruque a su lado. Mi cuerpo temblaba- Aun no se te pasa el “frio”- hizo con sus dedos las comillas.
- No.- Lo abrace y hundí mi cabeza en su pecho. Sentí su olor. Levanto mi barbilla y me beso. Sus besos, sus caricias, él en general era mi droga.
- No quiero que estés nervioso. Aunque me guste verte así, quiero que te relajes.
- Trataré.- Sonreí y cerré mis ojos.
- Tu y ese gesto tan tierno… Me fascinas Daslav- ¡Porque esto no paso antes! Tanto tiempo mal gastado en pensar si era o no gay.
- ¿Cual gesto? Ahh este- lo hice de nuevo.
- Si ese.

            Se acomodó para besarme. Esta vez se era más intenso. Excitante. Introducía su lengua con tal pasión que me hacía querer más y más. Sus manos recorrían mi cuerpo, pasaban por mis caderas. Besaba mi cuello ¡Mi punto débil! Tomó mis dos manos y las llevo sobre mi cabeza. Se subió sobre mí y podía sentir como su miembro iba aumentando. Ya no sentía frío. Valentín llevo sus manos a mi pene y empezó a tocar sobre mi ropa. Movió sus labios diciendo “mi turno” y empezó a dar masajes. 


35 comentarios:

  1. Estimados Lectores:
    No sabía como crear un especial de Navidad, pero el mejor regalo que podía darles era un capítulo mas en un corto plazo. Espero entiendan que el tiempo y sobre todo en estas fechas es escaso, pero todo con un poco de orden se puede hacer.

    Uno de mis regalos es poder tenerlos a ustedes como fieles lectores y seguidores de las historias que estoy contando. Con esto ya me doy por pagado.

    Que pasen una linda Navidad.

    Cariños

    Daslav

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    1. Wow! Me meti por si acaso y me encontré con esto, excelente regalo Das, gracias!!!

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    2. Gracias Das, me encanto como siempre, que tengas una linda noche con tu mami, un abrazo.

      Pancho.

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    3. Gracias a los dos.

      Un abrazo. :D

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  2. Una vez más lo hiciste Das, esta genial y un muy buen regalo de navidad jajajaja que pases una linda navidad tu igual.

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    1. Y Daslav lo hizo de nuevo.... jejejejej

      Linda noche Jesús.

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  3. Estan dando "charlie y la fábrica de chocolates," en chilevision, me acorde de ti jaja, buen relato das saludos!

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    1. Estoy pegado mirándola aunque la haya visto millones de veces.

      Saludos para ti.

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  4. Feliz navidad das, gracias por el regalo jajaja :D <3

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  5. Das es tan Eugene!! Y sigue sin convencerme que sea tam damisela en peligro que siempre hay que rescatarlo, pero con lo Eugene que es mejor que lo rescaten o nos quedamos sin protagonista. Una pregunta, cómo son físicamente das, Valentín y Leandro (mi bae)???

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    1. La mala suerte es lo peor, al final uno se acostumbra y se lo toma con humor.

      Valentín mide 1.85, trigueño y usa barba. Leandro mide 1.75 es blanquito ojos verdes.

      Perdón por mi ignorancia pero... ¿Que es "mi bae"?

      Daslav

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    2. Termino gringo q se refiere a la pareja. Y cómo es Das físicamente?

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    3. Daslav mide 1.78, moreno ojos café. Usa lentes.

      No conocía ese término.

      Saludos

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  6. Muy buen capítulo, como siempre. Al principio me caía mal Valentin, pero de a poco e aprendido a quererlo un poco. Igual me causa un poco de des confianza.

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    1. Pero si Valentín es un amor. Jejejejejej

      Gracias por leer.

      Daslav

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  7. Que bonito regalo!!! Gracias Das, me re contra encantó el capítulo!!! Espero lo hayas pasado muy muy bien en estas fiestas =)

    Pd: entonces tendremos capítulo el domingo?

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    1. Hola
      Genial que te haya gustado este mini regalo.
      Hasta ahora lo he pasado bien. Espero que tú también.

      Daslav

      Ps. Veremos de aquí al domingo como pasan las cosas. :D

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  8. Daslav.... dejame decirte que ayer en la noche comenzé a leer todo tu blog y tu historia. Me encantó!! Fue una feliz coincidencia encontrarme con ella.
    Quiero decirte que sigas así con la historia, eres un muy buen escritor.
    Espero leer el próximo capitulo muy pronto!

    cariños,
    clau

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    1. Clau:
      Una persona nueva que lee el blog. Bienvenido y mejor aun si la historia te ha encantado.
      ¿Coincidencia?
      Muchas gracias a ti por leer.

      Cariños para ti.
      Daslav

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    2. Gracias por la bienvenida :)!
      Algunas cosas son coincidencias y otras no jajajaaja!

      Espero seguir leyendo tu historia! :D

      Clau

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    3. Aquí queremos al amigo cuando es forastero, y si te queda gustando la historia.... ¡Mejor!

      Bueno, varios han sentido que sus historias coinciden con la sus vidas.

      Daslav

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    4. jajajja bueno muy forastero no :P
      Vivo en Stgo actualmente... soy del sur. jajaja

      Me gusta tu escritura ;)


      Clau

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    5. Clau:

      Ahora ya no eres forastero :D

      Leyendo mi cometario anterior debo corregir cierta parte. Lo que quise decir fue "Varios han sentido que las historias coinciden con la de sus vidas"

      Es un deleite que aprecies mi escritura joven.

      Daslav.

      Ps. ¿Traes la magia del sur?

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    6. Das, hahah si.. es verdad he sentido eso respecto a las sensaciones de vida.
      Y si siempre tengo magia del sur.... aunque Santiago sea poco "amable" (yo creo que entiendes eso) y tienda a apagarla, siempre se puede volver a recargar ^^

      saludos!! :)

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    7. Clau
      Creo que debes enseñarle a varios a como recargar su magia.

      :D

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    8. Das..
      ehh me las tendré que ingeniar para eso, por que digamos que la escritura no me viene mucho jajaja.

      :P

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    9. Clau:
      Cada quien tienes sus dones especiales.

      :D

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  9. Hola Das, subiras hoy un capitulo? Saludos! :D

    Pancho.

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    1. Pancho:
      Te cuento un secreto... si lo subiré. Estoy editando

      Daslav

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  10. Querido das, crees que alcances a subir un capítulo hoy? Saludos de tu fiel lector!

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    1. Fiel lector:
      Estoy editando y subo.

      cariños

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    2. Quedaré atento entonces, ojalá alcance a comentar de los primeros xD

      Un abrazo gigante!

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