domingo, 10 de julio de 2016

CAPITULO 30

La semana siguiente comenzó bastante movida. El día lunes mi madre me llamo avisándome que llegaba esa noche a Santiago. Le pedí a Valentín si podíamos ir a buscar al aeropuerto. El avión llegaba a aproximadamente a las nueve de la noche, me paso a buscar a las seis y media. Como siempre su Hyundai Veloster olía a dulce chocolate. Era uno de los placeres que sentía al subir.

- ¿A qué hora me dijiste que llegaba tu madre?- Su tono era distante.
- Creo que a las nueve- Saque el teléfono para revisar WhatsApp- ¡Sí! A las nueve.
- Genial.

            Condujo varios kilómetros sin decir nada. Te amo, te amo, te amo, te amo… Esas dos palabras daban vueltas en mi mente. ¿Alguien puede amar a otra persona en tan poco tiempo? Sin duda Valentín lo hace. Tengo claro cuáles son mis sentimientos hacia él, pero me sorprendía el peso de sus declaraciones. No sabía cómo abordar el tema. Cuando el expuso  lo que sentía, yo no dije nada. Su silencio era en parte respuesta a mi actuar.

- ¿Valentín?
- Dime- Sus palabras eran tranquilas, pero frías.
- Necesito que hablemos acerca de lo que me dijiste.- Quede asombrado por mí no nerviosismo. Mis manos estaban tranquilas sobre mis piernas.
- ¿Por él te amo?- No desviaba su mirada del camino.
- Si de eso. Quiero explicarte que…
- No tienes nada que explicar Daslav. Tengo en claro que no puedes sentir lo mismo que yo. Tal vez me apresure en decirlo, tal vez no, pero es lo que siento.- Esas palabras creo que ya las había escuchado antes.
- Yo te quiero, eres lo mejor que me ha pasado. Y agradezco el haber encontrado tu pendrive. – Su sonrisa ilumino el interior del auto.
- Puedes creer que igual perdí ese pendrive. Solo tenía unas canciones.
- ¡Se suponía que tenía una información muy importante!- Ya no estaba serio.
- Fue una mentira. Sentí un flechazo por ti desde el momento en que te vi. – tomo mi mano. – Aun tenemos tiempo antes de que llegue tu madre.
- ¿Tiempo para qué?- cerré mis ojos como tanto le gustaba imaginado a lo que se refería.

            Los colores del atardecer asomaban lentamente la llegada de la noche. Valentín me llevo hasta un lugar bastante oscuro. El nerviosismo de lo desconocido y la excitación del momento eran una mezcla bastante extraña, pero agradable. Estaciono el auto bajo un árbol,  tomo mi cara con sus grandes manos y nos sumergimos en un profundo beso. Podía sentir como su lengua recorría cada parte de mi garganta. La necesidad de desnudarlo, tocarlo y  sentir su piel se apoderaba de mi. Era ahora de tomar el control de mis actos. Lleve una de mis manos y toque su pene sobre su pantalón. Su miembro estaba completamente duro.

- ¡Esto es lo que me provocas!

            Masajeé por sobre su ropa unos minutos mientras nuestros labios no se separaban. Torpemente intente desabrochar su pantalón, pero me era difícil en la posición que estábamos. Valentín soltó una carcajada y luego sin decir nada lo hizo él. Introduje mi mano en su bóxer blanco y comencé con una lenta masturbación. Valentín hacia lo suyo con su boca, sus besos estaban cargados de pasión, cariño y sobretodo de deseo. Baje su ropa interior dejando expuesta si erección. Sabía que su pene era grande, pero hasta ese momento no le había tomado el real valor a su tamaño, se veía aún más grueso y largo. Simplemente me gustaba todo él.

- ¡Chúpalo!-  me susurro al oído.

            Baje mi cabeza hasta su pene y lo introduje en mi boca. Con leves movimientos comencé a hacerle lo que tanto le gustaba. Una vez más hacerlo en un lugar donde estábamos expuestos a ser vistos aumentaba la morbosidad del momento, aunque el miedo de que ser sorprendidos era superado por la calentura.

- ¡Sigue así!- dijo entre gemidos y levantando sus caderas para introducirlo más en mi boca. Seguí por varios minutos más, Valentín apoyaba su mano en mi cabeza. - ¡Daslav, no pares! ¡Me voy!- Aumente la velocidad de mis boca y un segundo después acabo en mi boca. Ya lo habíamos hecho varias veces, y tragarme su semen era algo que no me producía asco. Me acomode en mi asiento. Lo observe un momento y él tenía apoyada su cabeza en la cabecera de su silla y estaba con los ojos cerrados.
- ¿Estas bien?- pregunte para romper el silencio.
-  Excelente- Abrió sus ojos y se acomodó frente a mi.- Podría decirlo muchas veces, y no me cansaría ¡Te amo Daslav!

     Emprendimos nuevamente el viaje hacia el aeropuerto. Valentín subió el volumen a la radio e íbamos cantando a todo pulmón las canciones de Michael Bublé. Una de sus preguntas rompió nuestro karaoke en el auto.

- ¿No te da lata que tu mama siempre está trabajando fuera de la ciudad?
- La verdad es que ya no. Estoy acostumbrado a que pase el tiempo fuera. Además si no fuera por ella, no tendríamos dinero y yo mucho menos podría estudiar.
- ¿Pero y si tuviera un trabajo mucho más cerca?
- No lo sé, de momento no puedo ser egoísta con ella. Ha tratado de darme todo lo que he necesitado y negarle algo que yo sé que ama es ser demasiado egoísta.
- Entiendo. – Hizo una pausa fijando su vista en la carretera-  Uno debe hacer lo que ama. Se debe sentir la satisfacción personal en lo que trabajas.
- Exacto. Aunque yo no hable tan perfectamente el inglés aun, esto me apasiona. Pensar que en un futuro pueda viajar a Estados Unidos y me poder comunicar con la gente, hace que me guste mucho más lo que estudie.
- Deberíamos viajar a Estados unidos, de hecho estaba pensando en ir el próximo mes para saber cómo están las cosas con mi madre.
- Me encantaría, pero no tengo dinero para ir.- La idea me gustaba pero, no tener los recursos para hacerlo me bajoneaba,
- Pero yo te pago el pasaje, por eso no te preocupes.- Sonreía y pasaba su mano por su cabeza.
- ¡No! Eso es demasiado.- No me podía permitir que el pagara mi pasaje en un viaje así. Era demasiado compromiso.
- Ya hablaremos de eso.
- De verdad Valentín, sé que es un gran gesto de tu parte, pero no puedo aceptarlo. Quiero que mi primer viaje al extranjero sea producto de mi esfuerzo.

            Viajar con Valentín podría ser una de las mejores experiencias en mi vida, pero que el costeara todo no me parecía. Tal vez dentro de un año pueda tener todo y hacer realidad mi gran sueño.

            Mi madre estaba feliz de vernos. La abrace tan fuerte. A pesar de que fueron tan solo unos pocos días de no verla, sentí que fueron meses. Incluso la vi más delgada. Salimos del aeropuerto y Valentín nos llevó a comer. Mi madre y yo nos opusimos, pero después de su larga insistencia, accedimos. Mi madre lo dejo invitado para que fuera a comer a nuestra casa en los próximos días.

            Ya en mi hogar, nos quedamos un momento en el exterior. El frio hacía dolor mis huesos. Mi cuerpo temblaba. Valentín noto mi estado y me abrazo. Sentir su olor, su calor era lo mejor que podía tener. Tras un beso de despedida, se marchó.

           
           
El gran día llego, 27de Junio, cumpleaños de Valentín. Era una de las fechas que había esperado desde hace mucho tiempo. En mi mente daban vuelta muchas ideas para celebrar. Quería hacer de este día fuera diferente, que lo recordará, pero igual estaba el la posibilidad de que Valentín se molestara, como dijo Diego. ¿Por qué no le gustará celebrar su cumpleaños? ¿Cómo puede existir alguien que le guste pasar por alto esta fecha?

            Los días anteriores, pase mucho tiempo con Valentín, por lo cual no tuve la oportunidad de comprarle algo. Así que decidí salir temprano e ir por ese obsequio. Me baje de la micro y corrí  hasta la estación Las Rejas la lluvia no daba tregua. Odio salir con paraguas, porque al final se convierte en una molestia y amo mojarme. La gente se amontonaba y avanzaba rápido para no empaparse. A pesar de que los viajes son apretados, prefiero mil veces este medio de transporte que las micros. Bueno, si pudiera caminar lo haría.

            Me coloque los audífonos y me sumergí en mi mundo, olvidándome de todo lo que sucedía. Solo veía el movimiento de los labios de la gente. El llanto del aquel bebe era opacado por la canción Chasing Pavements de Adele. En mi cabeza daban vueltas las siguientes preguntas ¿Qué debía comprarle a Valentín? Mi presupuesto no era alto ¿Una camisa tal vez? ¿Un perfume? ¡Ahhhhhh! ¡Me siento indeciso!

            Baje en Estación Central. Estaba lo mas cerca del Mall Alameda, ahí buscaría algo. Camine hacia la salida, pero un joven con una gran mochila obstaculizaba el paso. Al darse cuenta de mi insiste mirada para que se quitara del camino se volvió y pregunto.

- Hola. No chileno- se notaba que no lo era. Su piel era muy blanca y su cabello bastante rubio. Era alto y se había dejado la barba. Sentí lastima por el. Me imagino que es no estar en tu país y peor aun pedido.
- ¿A dónde vas?- Le pregunte, pero solo levanto su ceja. No entendía nada de lo que le dije, y eso que fueron unas pocas palabras. Me mostro una foto, era el Palacio de La Moneda. Algunas personas pasaron molestas a nuestro alrededor. Entendía su enojo. La mochila de aquel extraño ocupaba gran parte del andén.- ¡Ven!- Le tome del brazo y le hice una seña para que me siguiera.

            Caminamos hasta donde venden los boletos. Me sentía con la necesidad de ayudar a aquel extraño. Decidí poner a prueba mis conocimientos en ingles.

- ¿Hablas ingles?- le pregunte lentamente.
- ¡Si!- contesto dejando ver una gran sonrisa. Se alegro de saber que alguien por fin podía entenderlo.- Soy de Australia.
- ¿Hacia donde vas?- Estaba nervioso, el ruido en aquel lugar era bastante y eso perjudicaba mi conversación.
- Debo ir a Valparaíso.- Imagino que venia de La Moneda.
- Si quieres te acompaño, así no tienes problemas.
- ¿No estas ocupado?- Mire mi reloj, eran las 11:58. De todos modos Tendría que ir a ver al Valentín mas tarde. Así que tenía tiempo.
- Tranquilo. Me Llamo Daslav – extendí mi mano para estrecharla.
- Soy Ryan.

            Salimos de la estación  y corrimos para adentrarnos en el Mall Paseo Estación. Lo más cerca para que Ryan pudiera tomar su bus a Valparaíso. En el camino no hablaba mucho, solo miraba cada una de las tiendas asombrado. Imagino que debe estar grabando cada parte de la ciudad en su memoria. Me ofrecí para ir a comprar su boleto, para hacerlo mas fácil.

- Espérame aquí, regreso en un momento.- Lo deje sentado en una banca.

            La fila era extensa. Había alrededor de diez personas y esta avanzaba a paso de tortuga. Cada Cierto tiempo me volteaba para mirar a Ryan. El parecía un pollito sentado en aquel lugar. Se veía bastante asustado. ¿Así me sentiré cuando este en New York?

            Era mi turno para comprar el pasaje:

- Quiero un pasaje de ida a Valparaíso.- La Mujer no quitaba su vista de la pantalla.
- Los Buses a Valparaíso se toman en el terminal Alameda- Por fin despego su vista.
- ¿Qué? ¿No se supone que salen de acá para luego ir a ese terminal?
- Exacto, pero estamos tratando de descongestionar esta terminal. Así que debe dirigirse a ese lugar.- Menos mal que estoy acompañando al australiano. Ahora si que se pierde solo.
- Pero ¿Puedo comprar el pasaje aquí?- la mujer tenia cara de pocos amigos.
- Si puedes, pero el primer bus sale a las 16.30
- ¡Wow! Que tarde. Bueno deme uno, cualquier asiento.

            Al caminar donde estaba Ryan, grande fue mi supresa al ver que no estaba solo. Junta a él, había una gitana. Apresure el paso imaginado que aquella extraña le estaba por quitar todo el dinero al australiano.

- Paisano, préstame tu mano para leerte la suerte.
- ¿Qué?- su cara de susto era tierna. La gitana le tomo la mano. Ryan era lindo, pero el ser extranjero lo hacia una presa fácil. El intentaba soltarse, pero la mujer no lo dejaba.
-  Ryan nos tenemos que ir. – Le dije tomando su mochila. Estaba muy pesada, pero no mostré debilidad.
- Ella no se que quiere con mi mano. – La mujer nos observo asombrados por hablar en otro idioma. Sus ojos se abrieron  y lo soltó.
- Camina rápido hasta que yo te diga.-  Ahora si el australiano me miraba asustado.
- Solo quiero verle la suerte a tu amigo- dijo la gitana frente a mí.
- Nos tenemos que ir, lo siento.- Trate de ser lo mas respetuoso, solo quería irme de ese lugar y no podía dejar a Ryan con ella. Mi consciencia no me lo permitiría.

            Caminamos sin decir nada hasta bajar la escalera mecánica hasta perder la gitana de vista. Mi corazón saltaba con rapidez. El recuerdo de  una mala experiencia con una de ellas hace varios años atrás.

- El Bus sale a las 16.30 y hay que tomarlo en el otro terminal.- le dije recuperando el aliento.
- ¿Esta muy lejos de aquí?- pregunto observando el papel que le había pasado.
- Solo un par de cuadras.
- Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí.
- Tranquilo. Mira te llevaré hasta allá para que no te pierdas.
           
            El trayecto con la mochila era incomodo. Si lo hubiésemos hecho en metro, seria aun más. La poca gente nos miraba feo por transitar con tremendo bulto. Por lo menos la lluvia había cesado. Llegamos hasta un asiento vacio del terminal.

- Debes esperar que llegue el bus. Aun te quedan un poco más de tres horas. ¿Estarás bien?
- Si, has sido de gran ayuda- Me lo dijo con una gran sonrisa.
- Bueno me tengo que ir.- Se levanto y me dio un gran abrazo. Se notaba que no era una mala persona. El sonido de su estomago nos distrajo.
- ¿Comiste algo esta mañana?- Le pregunte.
- No he tenido tiempo- dijo revolviéndose el pelo.
- Mira, no se si quieres, vamos a comer algo. Yo también tengo hambre, y luego me acompañas a hacer mis compras.
- ¿Y mi mochila?
- La dejas en ese lugar. Es una custodia, para que sea más fácil.

            Dejamos el bolso. Y nos fuimos de regreso hacia el Mall Alameda, fuimos directo al patio de comidas. Compramos unos completos, bebidas, papas fritas y empanadas. No iba a dejar que se fuera sin comer buena chatarra de Santiago. Ryan no me dejo pagar. Estaba agradecido de mi ayuda. Así que lo acepte.

            Ryan Tiene 29 años. Me conto que vino a Chile para conocerlo desde norte a Sur. Le robaron su bicicleta en La Serena. Según el fue para mejor por que tendría que andar con mas peso por las calles y ya se había acostumbrado a andar a pie. Le gusto Santiago sobre todo el Cerro Santa Lucia y el san Cristóbal. Ahora quería ver Valparaíso y sus casas pintadas con esos hermosos colores. Mientras lo escuchaba me daba cuenta de los detalles simples que para otras personas eran hermosos, pero que muchos no le daban importancia.

- ¿Qué haces en Australia?
- Trabajo en la armada. Soy parte de la milicia
- ¡Groso!
- Gro… ¿Qué?-  Su mirada era confusa.
- Genial. ¿Y porque chile?- pregunte. El se rio.
- Por que hace tiempo un colega vino y me dijo que debía conocer ciertos lugares de este hermoso país. – Le dio un sorbo a su bebida - Pedí permiso y mis vacaciones para hacer este viaje. No creo que alcance a recorrerlo entero, pero haré el intento.
- Yo viviendo acá, es poco lo que conozco.
- Ya tendrás la oportunidad. Bueno, esta demás decir que si algún día si vas a Australia, ya tienes donde llegar.
- ¿Si?
- Si, te mostrare todo. Así que la invitación esta hecha.- Debo anotar Australia en mi lista de países por recorrer.
- ¿Qué debes comprar?- Pregunto terminando su hamburguesa.
- Un regalo para mi novio.- Sus ojos se abrieron, estoy acostumbrado a que la gente haga eso cuando termino una palabra con o en vez de a. – ¿No te molesta que sea gay?
- No, para nada.
- Es que pusiste cara de asombro.
- No imagine que lo fueras. – Cerró uno de sus ojos en buena onda- ¿Qué le compraras?
- No lo se. ¿Vamos?

            El australiano era una persona que irradiaba confiabilidad. A nuestro alrededor la gente nos observaba, ya que Ryan hablaba muy fuerte. Su forma de decir “Weon” me daba risa. En el tiempo que llevaba en Chile, era lo que mas había aprendido. De vez en cuando el le guiñaba el ojo a alguna chica solo para sonrojarla y lo conseguía. Fue una tarde divertida.

            Entramos en una tienda de ropa formal y decidí ir por una corbata, era un pequeño presente pero se que Valentín lo iba a ocupar. El ama usarlas. La Vendedora se acercaba en constantes ocasiones al lugar donde veíamos los accesorios solo para ver a Ryan.

- Llevare esta- le dije al australiano mostrando una corbata de color negra con franjas lilas.
- Es bonita- pero no lo decía por lo que le mostraba, si no que lo hacia mirando a la vendedora. Voltee para mirarla. Ella estaba atendiendo a otro cliente.- Vamos a pagar.

            Nos acercamos a la caja y la chica tenia las mejillas rojas.

- Llevo esta. Una consulta, la puedes envolver para regalo.
- Emmm si. – Ryan no dejaba de verla.
- Dile que es hermosa.- La Vendedora lo miro sin entender.
- Mi Amigo dice que eres hermosa.- Si las mejillas estaban rojas, ahora ese color estaba por toda su cara.
- Gracias.- En ese momento se le cayó de las manos el vuelto que me iba a entregar. Ryan dio un salto para ayudarla. Le agradeció el gesto y ambos se miraron. Ella me entrego el regalo. – Le puedes decir que el también lo es.
- Dice que eres bonito- Ryan se acerco a la chica, le tomo su cabeza con las dos manos y le dio un beso. El australiano era todo un conquistador. Fue una escena digna de una película romántica. La chica enamorada a primera vista del hombre que se iba y que nunca iba a regresar Era como un final de libro que tanto me gusta, cuando sus protagonistas no se quedan juntos.

            Nos retiramos de aquel lugar. La chica entendió que era un amor fugaz, una experiencia más en su vida. Uno de sus mejores momentos y que nunca iba a olvidar a aquel hombre que le robo ese beso.


Faltaban quince minutos para que el bus a Valparaíso partiera. Ryan no paraba de agradecer lo bueno que fui.  Solo lo hice por que me puse en su lugar por si me hubiese pasado lo mismo en el extranjero. Recibir ayuda es genial mas aun si estas perdido.

- ¡Agrégame a Facebook!- Dijo el australiano colocando su mochila en su hombro.
- Toma, búscate- Le pase mi celular y el busco su cuenta y envió una solicitud de amistad.
- Cuando tenga acceso a internet te acepto y seguimos conversando.
- Bueno.

            Nos abrazamos y dimos por terminada esa amistad flash que se produjo. Ryan se subió al bus. Este se marcho exactamente a las  16.30. Quizás nunca mas lo vea, pero me gusto conocerlo. Hizo distinto mi día.

            Tome nuevamente el metro en la estación Universidad Santiago de Chile con dirección a La Moneda. Era tiempo de ir a ver al cumpleañero. No había llamado a Valentín en todo el día. Quería darle la sorpresa de visitarlo en su lugar de trabajo. Una sensación extraña me envolvía en aquel lugar. No quería encontrarme con Isabella. Sin embargo iba a ver a Leandro, Diego y Anita. Si es que los veía por que la prioridad era Valentín.

            En la recepción estaba mi amigo, al verme su cara de aburrimiento cambio drásticamente a una gran sonrisa.

- ¡Das! Ese milagro tenerte por acá- Nos abrazamos
- Vengo a saludar al jefe por su cumpleaños.
- Genial a ver si cambia su carita.
- ¿Crees que este así por su cumpleaños?- le pregunte a Leandro.
- Tal vez si, tal vez no. – Levanto sus hombros- solo tu puedes arreglarlo- movió sus cejas rápidamente.
- ¡Menso! Voy a verlo, al rato hablamos.

            Subí en el ascensor del terror. Mis recuerdos de aquel día en que me quede atrapado volvían a mi mente. Si no fuera porque iba la señora del aseo conmigo, entraría en pánico.

            Cuando salí, mi corazón se tranquilizo, aunque duro poco. De la oficina de Valentín salió Isabella. En sus manos llevaba varias carpetas, se detuvo en seco. Al verme se le cayeron algunas. En una acto de estupidez me agache, las recogí y se las devolví. Sin decir gracias subió al elevador. Hay personas que no cambian.

            Toque la puerta de Valentín.

- Adelante- dijo el.

Entre y grite:

- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

            Tras cantarle, y ver como su cara de enojado pasaba lentamente a un poco más divertido, le di un beso y un gran abrazo.

- Es un pequeño presente.- le entregue el regalo. Me acorde de Ryan y la vendedora.
- No tuviste que molestarte. Tú sabes que no me gusta mi cumpleaños.
- Pues, a mí si me importa. Así que ábrelo. Espero te guste.

            Sus ojos le brillaron al ver la corbata.

- Es hermosa. Gracias.- Nos besamos.
- Es pequeño, pero con gran cariño.- le guiñe un ojo.

- Para mi es un gran gesto.- El teléfono de su oficina sonó- Dame un segundo. Valentín Henríquez… ¿Qué sucede?- su tono de voz paso de feliz a preocupado y luego a aterrado. Otra vez la historia cambiaba rápidamente. Valentín dejo caer el teléfono al suelo.


32 comentarios:

  1. Otra vez lo hiciste , que gran relato

    ResponderEliminar
  2. Nooooooooooo!
    a lo brillantina...
    "Tell me more, tell me more".
    Buen relato, quiero leer el siguiente ;)
    XOXO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me hiciste recordar mi odio a Sandy. Gracias Manuel Jesús.

      XOXO Gossip boy

      Eliminar
  3. Estuvo genial! No te pierdas tanto, Das. :)

    ResponderEliminar
  4. ... Excelente ... =* ...

    ResponderEliminar
  5. Que bueno que apareció Das...
    Que mejor que hayas publicado justo el día de mi cumpleaños..
    Muy buen regalo.. gracias..
    Un beso y un abrazo grande desde Concepción.. (me imagino que ya sabes quien.. saludos.)
    Pablo.

    ResponderEliminar
  6. Saludos Pablo y Un abrazo de cumpleaños.

    ResponderEliminar
  7. Das, que bueno que volviste pero otra vez me dejas con gusto a poco... Gran relato no te pierdas por favor jajaja. Un abrazo cuidate

    ResponderEliminar
  8. Hola Daslito! gracias por el capítulo, me encantó!

    Cuándo el siguiente? un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer. A penas lo termine, lo subo.

      Un abrazo.

      Eliminar
  9. Resumen, fueron a buscar a tu madre al aeropuerto, después fuiste a comprarle un regalo, conociste a un australiano, y algo importante le dijeron a Valentin cuando fuiste a entregarle el regalo. El capitulo se alargó con puro relleno, lo mismo el anterior, la descripción tan detallada del juego de uno fué puro relleno. Me deja un tanto decepcionado, antes los capítulos eran mas emocionantes y con mas contenido, estos últimos la verdad es que no cuentan mucho, como para tardar tanto tiempp

    ResponderEliminar
  10. Me encantó. cuanto el siguiente?

    ResponderEliminar
  11. Estoy ansiosoooo por leer el otroo, ya po das aparecee:(

    ResponderEliminar
  12. Borja estás bien?...
    Perdón... Das! Jajaja
    3 meses! Vamos todos a rezarle a Dios! Así ella nos ayudará a que Das aparezca!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Borja! Me dio risa eso.... Jajajaja
      ¡Estoy vivo!
      Se viene.

      Saludos

      Eliminar
  13. Das que onda ya no seguiras?? Estas bien? Bueno eso ojala estes super y da señales de vida por ultimo para saber si seguiras o no con tu historia
    Saludos
    Kuhaylan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Kuhaylan
      Estoy bien, seguiré. Perdón por la demora.

      Eliminar
  14. Aloooo das ya po por ultimo di que estas ocupado o que yabte da paja seguir o no quieres o no se di algo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo siento. He estado full ocupado. He avanzado lento con esto. Se que no es excusa, pero son después les relatsre estas nuevas experiencias.

      Seguire con esto.

      Eliminar