Queda una hora para que salgas
de trabajar en aquel café donde te conocí, aquel lugar donde hace un año,
inicio nuestro amor. Hace frío, creo que es el día mas helado de este invierno,
pero no impide que quiera verte, que quiera abrazarte y besarte. He esperado todo
el día, no he llamado, ni menos enviado un mensaje en WhatsApp, sé que es
típico pero quería hacer pasar este día por uno normal, quería que pensaras que
se me había olvidado.
Voy conduciendo, la lluvia no ha
parado en tres días y según el meteorólogo de la radio, no lo hará hasta el
próximo martes, pero esto le da una atmosfera mucho más romántica a nuestra
salida de aniversario. Estoy a media
hora de recogerte. Ni te imaginas la sorpresa que tengo, la mejor reservación
en el restorán que tu tanto anhelas ir, ese donde hay que pedir un cupo con dos
meses de anticipación, pero hoy por verte feliz soy capaz de llegar hasta la
luna.
Es imposible no recordar todos
aquellos momentos felices que hemos pasado en este año, como por ejemplo:
cuando te compre aquel café y fue inevitable no quedarme viéndote, que de lo
tonto que fui, derrame el café en el suelo y tuve que comprar otro. Desde ese
día te iba a visitar y preguntaba como estabas, hasta que llegó un momento en
el cual te pregunte si querías salir
conmigo, para mi alegría dijiste que sí. Esa vez fuimos a bailar. Me acuerdo y me da
risa, porque aquella fue mi primera vez de muchas experiencias. Fue la primera
vez que baile con un hombre, la primera vez que estaba en ese lugar y la primera
vez que besaba a otro hombre en frente de otra gente sin importar el que dirán
porque todo estaban en la misma situación. Y aquel San Valentín, cuando fuimos
por un helado y yo por tener mis manos y mis pies de mantequilla me caí
manchándote toda tu polera favorita de chocolate y entramos igual a ver esa
película que querías ver, toda la gente miraba tu ropa pero a ti no te
importaba nada, estabas feliz.
He llegado, tengo el auto estacionado frente
al café y a través de la ventana puedo verte apagando las luces para ya salir. Siento
que te conozco desde hace años, me encantas, te amo con todo mi corazón, por lo
mismo hoy quiero hacer que este día sea súper especial y que pasemos nuestra
vida juntos. Hoy te daré un anillo que simbolice nuestro compromiso. Ya quiero ver tu cara. Me bajo del auto y saco
el paraguas para ir a buscarte y de esta manera no te mojes. Mi corazón se
acelera al verte salir, y caminar para cruzar la calle.
-¡Diego!- grito muy fuerte.
Veo Tu rostro,
esa alegría que me da al verte. ¡Me hace feliz! Unos segundo más tarde
tu cuerpo es chocado por un auto que no se detiene y se da a la fuga
¡Nooooo!
¡Maldito! Corro a tu cuerpo que esta tirado más allá, tienes sangre en tu ropa,
estoy paralelizado.
-¡Diego despierta por favor!
¡Diegooooooooooo! – Grito muy fuerte.
Tu
cuerpo no reacciona, ¡Maldito auto que te ha chocado!
Una
señora llama a la ambulancia. Logro escuchar que viene enseguida. No puedo
creer que estés así, no puedo creer que esto haya pasado. Estoy llorando,
estoy impactado, las palabras no las
puedo sacar, solo quiero que despiertes, solo quiero ver tus ojos, no quiero
que me dejes no quiero quedarme solo. ¡DIEGO POR FAVOR DESPIERTA! Mi mente está
llena de tanto pensamiento que no se decide que hacer. A lo lejos escucho la
sirena de la ambulancia. Ya llegaron, sé que ellos harán algo por ti, me niego
perderte, más aun por un tipo que se acaba de arrancar de este escenario en su
auto.
Los
paramédicos están intentando hacer lo posible para ayudarte, te suben a la
camilla para poder llevarte al hospital urgente. Uno de ellos me mira y me
pregunta que es lo que soy:
-Soy su novio- respondo aguantando todas las lágrimas.
- Tenemos que trasladarlo ahora ya, está muy
mal, suba usted también a la ambulancia-
Todo
esta tan confuso, quesera encontrar a ese desgraciado que se acaba de dar a la
fuga para poder golpearlo, dejarlo del mismo modo en el cual te ha dejado
Diego. Mientras te suben a la ambulancia, veo a
mi alrededor a los demás que están impactados con todo esto. A lo lejos
diviso un joven que esta empapado por la lluvia, esta inmóvil mirándonos desde
la pequeña plaza.
Los
minutos pasan lento, no llegamos nunca al hospital. Los paramédicos tratan de
estabilizarte, pero sus caras no muestran que estos procedimientos sean
satisfactorios. Mi cuerpo está temblando, quiero llorar pero no puedo, quiero
hablar pero no puedo. Solo quiero despertar, quiero que esto acabe, quiero que
esta pesadilla se termine, quiero volver a aquel momento en el cual te vi salir
del café, donde yo te iba a abrazar y besar, quiero ir a cenar, quiero entregarte
el anillo quiero estar contigo.
Al
salir de la ambulancia, ya están esperando por ti, veo que los paramédicos
hablan con otros que dicen que tu estado es grave, que necesitas entrar a
pabellón para verificar como esta todo dentro, si hay algún órgano comprometido.
Nadie me explica nada. Me gustaría ser yo quien estuviera ahí, no tú. No me
gusta verte así, no quiero que te pase nada malo. Dios por favor, ¡AYUDAME! , ¡AYUDALO!,
¡SALVALO!
Me
dicen que no puedo seguir contigo, no puedo acompañarte, me van a informar de
lo todo en un momento más. La sala de espera esta vacía, solo estoy yo. Me
siento en la última silla que esta al final junto a la ventana. Estoy cansado,
quiero cerrar los ojos y dormir. Pero no puedo, no debo. Tengo que estar
pendiente de todo lo que suceda, de lo
que me dirán. Las lágrimas por fin salen de mis ojos, corren por mis mejillas.
Ha
pasado más de una hora desde que entraron, ya son casi las once de la noche. Necesito
llamar a la mamá de Diego, debe saber que su hijo está mal. ¡Maldición!, he
dejado el teléfono en el auto, no tengo como llamar a alguien para que venga.
Ahora si me siento aún más solo. No puedo ir a mi auto, no puedo dejar solo a
Diego. ¡POR QUE NADIE ME DICE ALGO AQUÍ! ¡DONDE ESTÁN TODOS!
Dos
horas y nada, mis piernas me duelen, los nervios se apoderan más de mi cuerpo,
pero debo ser fuerte, debo ser fuerte por Diego que está luchando minuto a
minuto por salir de esto. ¿Cómo no voy a aguantar yo?
Tres
horas ya y aun nada. Decido pedirle el teléfono a la enfermera que se encuentra en la estación
para poder así llamar a la madre de Diego:
-Hola, Sra. María.
-¡Felipe! ¿Cómo estás?
- Sra. María, Diego… - no tengo que llorar,
no muestres debilidad Felipe. ¡Se fuerte!
- ¿Dónde está Diego? ¿Qué pasa? Te noto extraño,
me estas asustando.
- Estoy en el hospital, hubo un accidente.
Necesito que venga rápido por favor.
- ¡Que! ¿Pero cómo? Mi Dieguito- acaba de
empezar a llorar, sabía que esto iba a pasar.
- Sra. María, venga rápido por favor- con un
nudo en la garganta, intentando no llorar.
- ¡Voy!
La
Sra. María me había aceptado desde el primer día en que me vio. Ella dijo,
“Gracias por hacer feliz a mi hijo”. Desde ese momento me quiso como uno más de
la familia. Con ella sentía el apoyo que mi familia no me estragaba. Me
encantaba tomar once con ella, siempre me daba cosas ricas. Su esposo y padre
de Diego había fallecido hace un par de años. Siempre fueron los dos este
tiempo y conmigo se sentían protegidos. ¡Diego por favor no nos dejes! ¡Señor,
te pido que no te lo lleves aun”.
La Sra. María, había llorado
desde que llego al hospital, no podía dejarme ver vulnerable en este momento.,
debía ser fuerte.
-¡Ahí Viene el doctor!-dije con un grito
- ¿Cómo esta Diego?- preguntamos los dos al
mismo tiempo
- Hemos logrado estabilizarlo, pero su estado
es grave, debemos estar atentos a lo que pase esta noche. El choque lo golpeo
muy fuerte por la velocidad que iba, el paciente tenía una hemorragia interna bastante
severa, además se vio muy afectada la cadera. No son noticias alentadoras. Solo
les pido paciencia.
-¿Puedo pasar a verlo?- pregunto ella
entremedio de lágrimas.
-Aun no, les avisaremos, les pido que
esperen.
Ha
sido la noche más larga de mi vida, la noche más terrible que he podido pasar,
todos los momentos felices vuelven a mi mente, cuando corríamos, cuando
jugábamos play, cuando cantábamos karaoke, las locuras. Nuestro aniversario
pasó a segundo, tercer y hasta un cuarto plano. No quiero dejarte, no quiero
que me dejes.
Nos
dieron permiso de entrar, estoy esperando que la Sra. María salga para poder
verte. Estoy nervioso, tengo miedo.
Por
fin ha salido, es mi turno de entrar. El camino se hace eterno y lleno de
pensamientos que no son buenos. Por fin te veo, estas vendado, conectado a
algunas máquinas y al ventilador artificial, las lágrimas son imposibles de
resistirlas, tomo asiento y delicadamente tomo tu mano:
-Diego, te amo, te amo con toda mi alma, hoy
cumplimos un año, me niego a perderte en un año, ya te extraño. No sé si me
escuchas, pero aquí estoy contigo, en las buenas y en las malas. En todo
momento. ¡Diego por favor necesito que luches por mí!, ¡Por tu madre!, pero en
especial ¡Por ti! Tienes todo un futuro por delante. Acuérdate que quieres
estudiar fotografía. Acuérdate de que quieres conocer todos esos países, y hacer
un álbum con todas tus aventuras tal como sale en la película “UP”. Acuérdate
que tendríamos nuestra casa, con un jardín inmenso. Tienes que luchar por todos
esos sueños. No quiero que me dejes solo ¡Te necesito! No imagino mi vida sin
ti. Desde que te conocí, diste vuelta mi mundo, has roto cada uno de mis
esquemas para bien, cada momento que hemos vivido lo llevo en mi mente. Quiero
que vuelvas a reír, a llorar, a ser feliz. Pero necesito que despiertes. Necesito
que pelees esta batalla hasta el final. No puedes rendirte de esta manera. Yo
siempre te apoyare, en todo lo que decidas. Este día había comprado estos
anillos para que simbolizaran nuestro amor, nuestro compromiso, nuestra
lealtad. Esta noche te iba a pedir que
pasáramos toda nuestra vida juntos.
La
angustia de estar en aquel lugar, de no saber si vas a despertar, es algo
que mata por dentro, pensar que hace
unas horas atrás estaba todo era
perfecto, pero de un momento a otro el destino cambia drásticamente. Estoy en
la sala de espera, solo nos queda esperar, el cansancio se apodera de mi
cuerpo, de a poco mis piernas y mi brazos se adormecen, mis parpados pesan y
mis ojos se cierran lentamente, lo último que veo es el perfecto amanecer a
través de la ventana, el sol cubre con sus rayos de sol la nieve blanca de la
cordillera. Cierro los ojos y veo tu imagen, ve tu rostro. Diego, te amo.
aun recuerdo esto ...
ResponderEliminarYa va un año de esto. :)
Eliminar