La lluvia cae copiosamente,
estoy sentado en el banco de la plaza. Toda la gente corre para poder refugiarse. Yo los veo pasar, los veo
correr, los veo salpicar el agua de los charcos a las otras personas, pero a
nadie le importa, ya están todos mojados.
Mi mundo parece estar detenido,
el de los demás avanza muy rápido, yo solo quiero verte. Quiero verte salir de
aquel café, quiero hablarte, estoy decidido, te he visto salir de ahí muchas
veces. Soy un poco psicópata, pero me gustas. No he hablado contigo, bueno el único
contacto que he tenido son los cafés que te he pedido diariamente por
seis meses. Solo sé que te llamas Diego.
Desde el primer momento en que
te vi, no pude olvidar tu sonrisa, no he podido olvidar tus gestos y menos tú
forma de hablar. Atiendes muy bien a la gente, y sobre todo a mí. Tengo varias
escritos en mi casa acerca de ti y varias cartas para ti que nunca te entregare. Son seis meses de pensar en un nosotros en mi imaginación, son seis meses
donde mis fantasías han sido inmensas a tu lado, seis meses de un mundo irreal
pero feliz.
Tengo mis pantalones mojados,
hace frío, pero eso ya pasa a un segundo plano, lo único que quiero es verte.
Estoy decidido a hablarte, preguntar si quieres salir a caminar. Tal vez me
rechaces, tal vez me pegues, ¿Qué es lo peor que puede resultar de esto? Que me
digas un no rotundo.
Ya llevo dos horas esperando y está
llegando el momento en que salgas. Todos se han ido solo quedas tú en el aquel
lugar. Mis manos tiemblan fuertemente. Siempre he sido nervioso, pero en
situaciones como esta, el nerviosísimo se intensifica. Ya no escucho las
canciones de mi reproductor, lo único que
oigo en mi mente es ¡Hazlo!
Acabas de cerrar la puerta del local.
Mi corazón late muy fuerte, me he levantado de la banca. Empiezas a caminar, cruzas la calle que está
al lado y desde un lugar desconocido oigo que alguien grita tu nombre.
-¡Diego!-
En ese momento todo pasa muy rápido,
tu cara de felicidad ilumina todo lo que está alrededor, dos segundos después
un auto descontrolado choca tu cuerpo dejándolo tirado media cuadra más allá. Hay
sangre por todos lados. He quedado paralizado. No puedo creer lo que mis ojos
acaban de ver, intento caminar y no puedo, siento que me desmayare, mis piernas tiemblan. La gente se
acerca a tu cuerpo, todos gritan. El grita tu nombre . Tú no
despiertas. A lo lejos escucho la ambulancia, de a poco el sonido de la sirena
se hace más fuerte. Estoy paralizado, aun me rehúso a creer lo que acabo de
presenciar. Los paramédicos se bajan y entre gritos puedo ver que levantan tu
cuerpo, preguntan si el chico es un familiar,
y lo que entiendo es que es tu
novio. Te meten dentro de la ambulancia, el sube y muy rápidamente se van de
aquel lugar. La gente se disipa comentado lo que ha pasado, una señora pasa por
al lado mío y le oigo decir “era tan joven para morir”.
Ya todo se distorsiona, mis ojos
no ven bien mi entorno, los sonidos son cada vez más lejanos, mis piernas ya no
soportan mi peso. Por un momento siento que estoy flotando, cierro los ojos. Mi
cuerpo cae en el suelo mojado.
Otra vez se repite el leit motiv del no atreverse y el destino trágico, pero me agrada, porque así es la realidad en el fondo.
ResponderEliminarTransmites mucha emoción y sensibilidad en tu narración.
Saludos.
Interesante, aunque acaba algo abrupto, pero creo que contribuye a la sensación de arrebato. Saludos.
ResponderEliminar