lunes, 7 de julio de 2014

CAPITULO 4

(Semanas antes)

           El reloj sonó como todos los días a las 06:30 de la mañana. La radio estaba programada para funcionar a esa misma hora. Poco a poco se escuchaba el sonido de los autos en el exterior. Vivía en un gran departamento con su gata, una animal bastante amargada, pero era a compañía necesaria para su ajetreada vida. Un nuevo día estaba por empezar. El desayuno era algo importante para empezar, pero como la mayoría de las personas, lo pasaba por alto, su tiempo era limitado.

             Tenia que viajar alrededor de una hora para llegar al Hotel Gran Palacio, lugar donde trabajaba como encargada de turismo. Anita, a sus 26 años, ya se destacaba por ser una parte importante de la empresa. Era reconocida por su dedicación en su labor, además de que siempre atendía con una gran sonrisa a las personas. Pasaba la mayor parte del tiempo en reuniones, captando nuevos contactos. Su principal función era coordinar actividades turísticas para los huéspedes de hotel.

             Faltaban 10 minutos para las ocho de la mañana, su compañero, Diego, ya estaba en la oficina tomando un café. Anita amaba el olor que desprendía aquel lugar. Diego se veía cansado, le explico que se quedo casi toda la noche estudiando para un examen de la universidad, por eso estaba bebiendo una dosis triple de café.

            La agenda de Anita para ese día constaba de dos reuniones importantes: la primera era con el gerente del Hotel, don Valentín Henríquez. No tenía idea por que la habían citado, rara vez ese hombre habla con los empleados. La segunda reunión, estaba programada para después del almuerzo, esta era con el encargado de ventas del centro de Ski Blanca Montaña, estaba a punto de conseguir un gran convenio.

            Anita, llevaba una vida bastante ajetreada, se la pasaba trabajando, creando recorridos turísticos para no caer en la monotonía, su gran problema, era que su vida personal había pasado al ultimo plano. De todo el tiempo que ella ha trabajado en el Hotel, nadie la había visto con un novio. Algunos empleados se preguntaban como una persona tan linda como ella podía estar sola. La razón de todo esto era que un hombre había roto su corazón. Hace cinco años atrás, Anita se había enamorado de un hombre, el cual la engaño, se casó y nunca le dio una respuesta de por que hizo eso. Le costo mucho tiempo reponerse, y desde ese momento no quiso sentir nada mas por un hombre. Se refugio en el trabajo, eso era algo que hacia muy bien.

            La reunión con el Señor Valentín se atraso para después de la junta con el encargado de ventas de centro de Ski, de ese modo tuvo un rato libre por lo que decidió adelantar la hora de almuerzo con Diego.

-¿Qué harás después de salir de trabajo Anita?- preguntó Diego
- Planeo ir a ordenar mi departamento, el fin de semana viene mi madre y no quiero que lo vea feo. ¿Por qué?
- Quería que fuéramos a tomar un café, necesito despejarme de este trabajo, me tiene colapsado- dijo Diego
- Me tentaste con lo del café, ¡Vamos!

            El almuerzo es momento agradable, además de comer todo en que puedas, es el perfecto para distraerse, ese día se sirvieron ensaladas con carne y de postre un trozo de pastel de chocolate.

            Después de una hora de conversación con Don Maximiliano, encargado de ventas del centro de Ski Blanca Montaña, llegaron a un buen convenio. Correspondía a una tarde en el Spa de aguas termales o clases para esquiar y una cena a la luz de las estrellas. Negociar con este lugar era algo que no muchos podían hacer, pero la reputación Anita no pasaba desapercibida.

            El salón de reuniones era gigante, esta tenía una mesa con veinte sillas a su alrededor, además constaba con varios estantes y cuadros antiguos, era un gran placer estar ahí por la tranquilidad que daba. Valentín llegó cinco minutos tarde según lo acorado.

- Buenas Tardes Anita, lo siento por la demora. Hay una gran congestión vehícular- Valentín se disculpo con un tono amable.
- No se preocupe, entiendo- respondió ella.
- Me imagino que se debe estar preguntando el motivo de esta reunión- Su tono era algo serio, pero no amargado - Me ofrecieron desde la universidad San Agustín la opción de entrenar a uno de los Alumnos de la carrera Traducción de Ingles. Para mi fue una excelente idea. Y necesito que trabaje con usted. Quiero que esta persona aprenda todo. Necesito que esto este de la mano con su trabajo y de este modo se pueda complementar- Anita quedo impresionada.
- Me parece una buena idea- me será de gran apoyo, no solo para mi, si no que para Diego. ¿Cómo será el proceso de selección?-preguntó.
- Hay que hacerles una entrevista, ellos vendrán en dos semanas, ese mismo día yo personalmente decidiré quien estará realizando esta práctica para poder contratarlo a futuro si todo resulta bien. Le informo con estas semanas de anticipación para que pueda organizar la recepción de los alumnos.
- No hay problema, yo me encargo de eso.

            La jornada laboral término como la mayoría de las veces alrededor de las 18:30. Diego se adelanto para fumar un cigarrillo, cuando Anita salió, él ya estaba esperándola. Fueron a una cafetería cerca del Hotel, era reconocida por preparar deliciosos capuchinos. Se sentaron al fondo, para tener una vista amplia del lugar y ver quien entraba. Diego era muy divertido, siempre salía con alguna anécdota y era difícil callarlo, pero eso le gustaba a Anita, escucharlo.

            Ya había pasado alrededor de una hora y media en aquel lugar, Diego se acerca al oído de Anita y le dice
- Mira disimuladamente, al lado de la ventana hay un hombre solo de terno y corbata. ¡Toda la tarde te ha estado mirando!-
- ¡Diego!, que eres chistoso- Anita se puso a reír de los nervios.
- Es verdad, lo he visto varias veces, y no ha dejado de hacerlo. Oye, necesito ir a baño- Diego se levanta de su asiento- Regreso en un momento.

            Ella se quedo mirando su celular por si algún correo nuevo había llegado, cuando de pronto una voz ronca dice:


- Hola- Era el hombre que la había estado observando. 

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