Habían pasado ya diez minutos y el autobús no
llegaba. Toda la gente que esperaba se cansó de hacerlo y se fue. Era el único
en aquel lugar. Solo faltaban cinco minutos para que fueran las diez de la
noche, el paradero estaba ubicado en el lugar más oscuro de la calle.
Para
momentos de espera agradecí a quien invento los audífonos, es increíble como al
conectarlos al celular o cualquier dispositivo de música, uno se puede transportar
automáticamente a un mundo donde solo estas tu. En mi mente, según la canción
que estaba tocando, me imaginaba un sinfín de lugares, un sinfín de
situaciones, solo era yo. Todos esos pensamientos se esfumaron al sentir la
presencia de alguien que estaba detrás de mí. Mi corazón comenzó a latir
fuertemente, lo primero que pensé ¿Un ladrón? Espere sin mostrar algún gesto de
miedo. Al final del camino una luz se aproximaba, era el autobús que pasó 20
minutos mas tarde de lo habitual. Me levante sin mirar a mí alrededor por el
temor de ver quien estaba a unos pasos de mí. El transporte se detuvo, en su
interior un hombre con aspecto de cansancio me deja entrar.
Mientras
caminaba velozmente hacia el asiento, sabía que la persona que estaba detrás de
mí subiría. Levanto mi mirada y veo a un joven, usaba un bolso cruzado, audífonos
parecidos a los míos, además de una camisa negra. A parte de los dos había tres
personas mas, sentó un par de asiento delante de mí.
El
camino hacia mi hogar era largo, alrededor de 25 minutos. Siempre los viajes se
vuelven aburridos, pero esta vez existía algo que me hacia olvidar todo. Aquel
joven que antes de sentarse me observo bastante. Sentí una conexión y muchas ganas de hablar con él, me levanté y
me senté a su lado y lo salude, veo su cara de asombro al ver que un extraño le
esta hablando. Le comenté que realmente me asusto en el paradero y que no quise
mirarlo por miedo a que fuera un ladrón. Al poco rato de hablar ya sabía muchas
cosas de él, estudiaba para ser profesor, tenia 26 años y para suerte mía vivía
a unas cuadras de mi hogar, me dijo que era bastante raro entablar una
conversación con un desconocido en un autobús, pero le agrado hacerlo, y al
final me pregunto si algún día quería salir a caminar o a tomar algo; de pronto
la micro paró fuertemente, miro a mi alrededor y veo a aquel personaje
misterioso levantándose para bajar, faltaban diez cuadras para llegar a mi casa y
todo aquello que había pasado solo ocurrió en mi mente, una vez más mis pensamientos
me jugaron en contra. Al verlo caminar hacia la bajada observé que algo se le
había caído, un pendrive de color rojo, él ya estaba en la calle, recogí el
objeto del suelo lo observé rápidamente y veo las iniciales V H S. Dos opciones
se venían a mi cabeza: la primera sentarme nuevamente, esperar a verlo otro día
en el mismo lugar para entregarle lo que perdió y la segunda: bajar de
inmediato.
Me gusta este primer capítulo, por el misterio que embarga al personaje misterioso y el manto de duda que se cierne sobre el narrador protagonista., dobde se cruzan su realidad y la ficción. Me hace recordar aquella gran novela de María Luisa Bombal, "La Última Niebla" (altamente recomendable).
ResponderEliminarMas de las veces me ocurre que suelo entablar conversación con extraños. Me agrada hacerlo.
Tengo vagos recuerdos de haber leído aquel libro en mi infancia. Tal vez porque en esos tiempos la lectura no era algo que me llamaba la atención.
EliminarMe gusta que te guste el principio de esta historia.
Muchas gracias
Me gusta este primer capítulo, por el misterio que embarga al personaje misterioso y el manto de duda que se cierne sobre el narrador protagonista., dobde se cruzan su realidad y la ficción. Me hace recordar aquella gran novela de María Luisa Bombal, "La Última Niebla" (altamente recomendable).
ResponderEliminarMas de las veces me ocurre que suelo entablar conversación con extraños. Me agrada hacerlo.